Que los últimos avances en cosmética han venido dados de Oriente no es una exageración, teniendo en cuenta el boom de las BB Creams, las mascarillas desechables de tela o los compact cushions.
Pero, quizá, es en términos de limpieza cutánea donde más podríamos aprender de nuestras homónimas japonesas y
coreanas. Concretamente hablamos de la doble limpieza, basada en la utilización de un producto de base emoliente (aceite, leche, bálsamo) seguido de un cosmético espumoso al agua.
Aunque a primera vista parezca una rutina un tanto excesiva o que consuma mucho tiempo, podemos asegurar que quien prueba el método repite y lo integra perfectamente en sus cuidados. Básicamente porque funciona y, sobre todo, ofrece resultados excelentes en todo tipo de pieles, especialmente las sensibles, deshidratadas, con rosácea o acné.
Y no lo decimos sólo nosotras, lo lleva predicando desde hace décadas el propio Erno Laszlo y todo el gabinete cosmetológico creado en torno al dermatólogo. Si alguna vez te has preguntado qué secreto escondían las grandes divas del celuloide de mediados del siglo XX, como Ava Gardner o Marilyn Monroe, para lucir cutis tan envidiables te diremos que, en parte, la respuesta la tiene este húngaro.
Y es que, aunque utilizado desde hace siglos por los japoneses, el método de la doble limpieza (junto con otras técnicas, como la del
splashing, de la que hablaremos en otra ocasión) fue popularizado por Erno Laszlo entre sus clientas occidentales. Los principios por los que se regía su método de limpieza son similares a los de la técnica oriental aunque, a diferencia de esta última, otorga gran importancia al uso del agua con diferentes temperaturas. Entonces recomendaba realizar la doble limpieza dos veces al día pero, si no tienes tanto tiempo, sólo con la implementación nocturna ya notarás diferencia.
¿Cómo realizarla?
A continuación te lo explicamos paso a paso y te indicamos alguna sugerencia cosmética para iniciarte:
PASO 1
Sobre la piel seca aplicar un aceite, bálsamo o limpiador en leche, masajeando el producto por toda la cara. De esta forma lo que conseguimos es eliminar el maquillaje, protección solar y los residuos acumulados durante el día.
Si tu piel es grasa puede que utilizar un producto en aceite te dé aprensión pero debemos decirte que muchos expertos lo recomiendan, especialmente a este tipo de piel, al unirse la grasa del producto al sebo natural de la piel y, de esta forma, retirarla con mayor suavidad y eficacia.
PASO 2
Aquí hay divergencias, ya que muchas personas comienzan aclarando el aceite aplicado y secando la piel para continuar con el siguiente paso, mientras que otros proponen aplicar directamente el producto jabonoso sobre el aceite. Te recomendamos que pruebes ambos y veas qué es lo que te ofrece mejores resultados.
Sin embargo, la clave en común es no usar en ningún momento algodones o cualquier otro tipo de gamuza que arrastre el aceite, ya que irritaría la piel. Únicamente agua para el aclarado y un producto que haga espuma y, al gusto de los asiáticos, diríamos que en cantidades ingentes.
La idea es que en ningún momento de la aplicación haya contacto piel con piel para así minimizar la fricción y no alterarla. Con este paso lo que se pretende es limpiar realmente la piel: eliminar células muertas, impurezas y sebo acumulado, por lo que se trabaja con la espuma especialmente las áreas más conflictivas, como la zona T, frente o barbilla para terminar en el resto de la cara.
Una vez realizado el aclarado termina todo el proceso de limpieza y se puede continuar con el resto de la rutina. Aunque a veces tediosa, recuerda siempre que la limpieza no solo es la base de una piel saludable, más con los ritmos de vida que llevamos en la ciudad, sino que además maximiza la absorción del resto de productos y, especialmente, los antioxidantes.
Berta Almagro - @bertalmagro
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