En el mundo del perfume, como en la moda, siempre hay estilos y estilos. Cada uno creado con un tipo de mujer en mente diferente del anterior, no hay nada más personal que elegir un aroma que sirva como canal conductor para comunicarse con los demás.
En el momento actual resulta patente el creciente interés de los consumidores por hacerse con un producto distintivo, que nadie más lleve, digno de representar olfativamente a su portador.
Por eso, cuando encontramos al “Elegido”, nos da reparo compartirlo con algún inesperado fan que nos pregunta por el mismo. En esta corriente en la que la que intentamos ensalzar la individualidad a cualquier coste, el minimalismo en materia de perfumes resume ese afán por recuperar lo esencial, algo profundo alejado del tiempo y las modas.
Acompáñanos a continuación en un viaje de descubrimiento por algunas de las firmas de perfumería que representan este movimiento:
Le Labo
La idea de que alguien en la comunidad de esta marca de Nueva York mezcle manualmente los ingredientes elegidos para nuestro perfume resulta bastante tentadora como punto de partida. Si a eso le sumas un manifiesto sencillamente irreverente, capaz de inspirar al que lo lee para ver más allá de los sentidos y aromas, el resultado es Le Labo. Perfumes con alma y honestos, tanto para uso personal como para el hogar.
Interior de la tienda de Le Labo situada en el berlinés barrio de Mitte
Denominados únicamente con la principal nota que lo componen seguido de una numeración, su formulación resulta algo más compleja de lo que a primera vista parece. En este juego de espejos algunos de los más solicitados son Santal 33 y Rose 31, un binomio de notas clásicamente masculinas y femeninas muy seductor.
Santal 33, de Le Labo
El primero está inspirado en el mito del hombre americano, ese representado sin pudor en los años 80 por un vaquero cabalgando indómito por el medio oeste. Vigoroso y libre, con notas cálidas de cardamomo, cedro y sándalo australiano, que remiten a una brillante y llameante fogata, un sombrero de cuero calentado por el sol, la suavidad del lomo de un caballo o el crujido de una espuela metálica al ser colocada en una bota.
Todo lo necesario para preparar Rose 31 de Le Labo
Mientras tanto, Rose 31 es una reivindicación de la clásica rosa de Grasse, cuna de la perfumería mundial. Un símbolo de la feminidad, la voluptuosidad empolvada de una flor que por manida muchas veces queda en segundo plano. No hay duda de que ese cierto aire antiguo y decadente que alguien esperaría en una creación con esta intención está presente, pero el comino, olíbano y ámbar hacen que el resultado sea bastante más sensual y animal.
Byredo
Una anomalía en el sistema, así le gusta definirse a esta firma fundada en 2006 por el sueco Ben Gorham. Quizá su país de nacimiento tuviera algo que ver en el hecho de que todas sus creaciones respiren ese minimalismo cálido de los escandinavos que tanto nos gusta imitar en casa o nuestro estilo personal.
Pero lo que no cabe duda es que Ben no es el típico sueco, sus orígenes también se encuentran en Canadá o la India y, precisamente, un viaje a este último país, del que procede su madre, fue el desencadenante de que se viera envuelto en la perfumería. Las especias y el incienso fueron el mejor motor para despertar sus ansias creativas, usando para ello materias primas sin procesar de la mejor calidad.
Un perfume de Byredo esperando a ser nombrado
Aunque su formación se orientó a las Bellas Artes, la vocación definitiva se la dio a conocer grandes perfumistas, como Pierre Wulff, quien le convenció para que definitivamente se lanzara a la creación de Byredo. Quizá un intruso en esta industria, se ha rodeado de un gran equipo de profesionales para lanzar el éxito actual que es la marca.
El elegante packaging blanco y negro de este perfume no anuncia las sorpresas olfativas que contienen, siendo una de las más queridas por sus seguidores Blanche, una construcción en base al concepto que encierra el color blanco, así de sencillamente complicado.
Blanche, de Byredo
Inocente, inmaculada, pura, con una estructura simple pero con carácter, el resultado es de una belleza clásica facilitado por la presencia de flores como la rosa, la peonía o el nerolí, sobre una base de maderas claras, sándalo y almizcle.
MAISON MARTIN MARGIELA
El icónico diseñador belga no podía confeccionar una línea de perfumes fuera de su estilo dinámico y vanguardista. El misterio que conforma su persona queda patente también en esa falta de personalización que se percibe en el primer vistazo a alguna de sus creaciones olfativas, que han marcado ciertos hitos en la historia de la perfumería.
Parte de la familia Replica, de Maison Martin Margiela
Por una parte, la familia Replica, diferentes momentos memorables en la vida de una persona embotellados para nuestro disfrute repetitivo. Ahí está Lazy Sunday Morning inspirada en la suavidad de unas sábanas recién lavadas en contraste con la piel en un domingo que remoloneas por salir de la cama. También encontramos Beach walk o una interpretación de la piel besada por el sol y la brisa cargada de sal marina en un paseo por la playa. Después nos podemos dejar sorprender por Dancing in the moonlight o Jazz club, otras instantáneas curiosas vividas o imaginadas por una persona.
Untitled, de Maison Martin Margiela
Pero su proyecto no se quedó en Replica, aunque con él consiguiera gran expectación en el sector, sino que el diseñador también lanzó un perfume con el expresivo Untitled como nombre y un agua de perfume derivada de éste primero. Es éste un magnífico ejemplo de esa perfumería minimalista que esconde grandes obras tras una imagen depurada y en ocasiones anodina, gracias a una pirámide olfativa ciertamente unisex con base amaderada y toques verdes y cítricos.
De esta forma pretende ser un perfume universal, 100% interpretable y abierto a que cualquiera lo pueda llevar en base a su carácter y personalidad individual.
Berta Almagro - @bertaalmagro
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