Es un hecho constatado que la retención de hidratación en la piel humana llega a su culmen en la veintena. Para después ir decayendo poco a poco según va envejeciendo el organismo. Esa es la razón por la que las pieles jóvenes grasas o mixtas pueden convertirse en normales o incluso secas pasada cierta edad.
También es la explicación de por qué incluir una hidratante en la
rutina de cuidados diaria se hace imprescindible para mantener una piel saludable y protegida frente a los factores externos.
Ahora que ya estamos de acuerdo en la importancia de la hidratación y la incluimos en nuestro día a día te preguntarás:
¿Por qué complicarme la vida e hidratar doblemente?
La respuesta la tienen los asiáticos. Y más tradicionalmente los japoneses, conocidos por sus extensos protocolos faciales. Protocolos que pueden incluir hasta diez pasos: Doble limpieza, exfoliación, tónico, esencia, ampolla, sérum, mascarilla facial, hidratante, emulsión, crema de noche y contorno de ojos.
La idea que subyace bajo esta filosofía de belleza es la superposición de múltiples y finas capas de productos diferentes que se complementen para conseguir un efecto 360º
La obsesión por conseguir un cutis inmaculado ha hecho que vayan un paso más allá de la deseada piel de porcelana para llegar a la "glass skin" o piel de cristal. Delicada y traslúcida, tan cuidada que no necesite maquillaje para verse bonita. Y para ello el método que siguen aconseja no sobrecargar la piel con una gran cantidad de dos o tres productos a la manera occidental; sino que se debe
estratificar los beneficios de los cosméticos.
A pesar de que este extenso ritual tiene sus seguidores, la mayoría de las veces las japonesas reducen todos estos pasos a cuatro o cinco habituales.
Muchos ya estamos familiarizados con los dos primeros: la doble limpieza. Pero, ¿qué pasa después?
Pues que la hidratación también se divide en dos pasos. Y no, no son el sérum y crema que podríamos esperar. La clave se encuentra en la loción y después en la emulsión o crema, que constituyen la doble hidratación de marras.
La explicación
Esta elección viene dada por la propia estructura de la capa córnea. Capa que protege al cuerpo como barrera frente a químicos, radiación ultravioleta y patógenos. Todo a la vez que mantiene un nivel de hidratación óptima en el cuerpo.
Además, para mantenerse hidratada la dermis utiliza una doble vía. Las células de queratina que absorben agua de la atmósfera y la conducen a la piel. Y, por otra parte, los lípidos intracelulares que evitan que esa agua se evapore.
La idea es que mediante la doble hidratación reforzamos ambas funciones. La loción contiene agentes humectantes (glicerina, ácido hialurónico o ceramidas) que replican la acción de las células de queratina captando hidratación. Mientras la emulsión y/o crema, con sus aceites y emolientes, funciona como los lípidos intracelulares reteniendo el agua en la piel para que no se pierda.
Es cierto que una buena hidratante debería cumplir con todo ello. Pero la mayoría de composiciones suelen decaer en alguno de los puntos. No se puede ser maestro en todo. Por eso la doble hidratación suple esas carencias. La loción funciona como humectante y la emulsión o crema como emoliente y oclusivo.
Si te hemos convencido te estarás preguntando por dónde empezar. Una buena idea puede ser utilizar tu hidratante habitual como último paso e incluir una loción como novedad. Algunas de nuestras favoritas son la de pitera de SK II, la Waso Fresh Jelly Lotion de Shiseido... También el tónico de ácido hialurónico de Hada Labo, la Time Revolution The First Treatment Essence de Missha o cualquiera de las versiones de la Sensai Cellular Performance de Kanebo.
¡A doble hidratar se ha dicho!
Berta Almagro - @bertalmagro
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