Cuando comenzamos a adentrarnos en el terreno del skincare, debemos tener en cuenta varios factores. Uno de ellos es el de conocer nuestro tipo de piel y qué necesidades tiene a la hora de tratarlo. Es por esto importante la buena elección de productos y que estén destinados a cuidar y proteger nuestro cutis. 

Aquí es donde entra en juego examinar bien el producto que vayamos a adquirir antes de comprarlo. Por ejemplo, las pieles grasas deberían abstenerse de usar los que contengan aceites comedogénicos, y las más secas, en cambio, decantarse por aquellos que hidraten. 

Exfoliantes QUÍMICOS y FÍSICOS. ¿Cuál es la diferencia entre ambos?

Los exfoliantes son un ejemplo de ello. Bien es conocida la función principal de este producto, que es la de eliminar cualquier rastro de célula muerta y promover la renovación celular, así como preparar la piel para la aplicación de cremas o serums para que penetren mejor. 

Sin embargo, lo que quizás no sabías es que existen dos tipos de exfoliantes, que son los físicos y los químicos. Se diferencian, sobre todo, por cómo están compuestos. Desde Vanidad, te lo explicamos de manera resumida para que elijas el adecuado según tus necesidades. 

¡OJO! Evita combinar los dos productos en una misma rutina, ya que puede producir problemas como la irritación de la piel. Con esto dicho, pasemos a lo interesante. 

 

Los exfoliantes físicos: para pieles grasas o mixtas. 

Son los más conocidos porque solo con la textura los identificarás. Se trata de aquellos que tienen en su composición partículas físicas, azúcares o microgránulos que lo que hacen es eliminar la suciedad o las células muertas superficiales. 

Dependiendo del tipo del exfoliante, se pueden aplicar desde una vez a la semana o incluso dos, pero debes fijarte bien qué recomienda el producto, ya que utilizarlo más de la cuenta puede traer consecuencias negativas como el enrojecimiento o la irritación de la piel. Asimismo, no debemos tampoco abusar de la fuerza con la que aplicamos el producto sobre la piel, ya que también puede generar problemas. 

Este tipo de exfoliante puede ser bueno sobre todo para las pieles grasas, ya que lograremos, en ciertos casos, eliminar la sobreproducción del sebo. En la actualidad, puedes elaborar este producto con ingredientes totalmente naturales, como los ejemplos que te explicamos en este artículo. 

Los exfoliantes químicos: sobre todo para pieles sensibles.

El siguiente caso lo protagonizan los exfoliantes químicos, que son aquellos que están elaborados sobre todo por ácidos como los conocidos PHA, AHA o BHA. A diferencia de los físicos, con estos no tienes la necesidad de eliminar el producto de manera manual y ayudan a cuidar la piel de una forma más progresiva, consiguiendo una renovación celular menos agresiva. 

De los exfoliantes químicos se benefician más las pieles sensibles, ya que no suelen producir irritación. De todos modos, debes fijarte si el producto que has comprado es específico para esta clase de tez y cuántas veces a la semana o al día hay que usarlo. Aun así, cualquier tipo de piel puede usar un exfoliante químico, pero tienes que ver antes el ácido con el que está compuesto. 

Por ejemplo, si un exfoliante químico lleva ácido salicílico, las pieles grasas pueden usarlo. En cambio, si lo que buscas es un extra de luminosidad, decántate por aquellos que llevan ácido glicólico. 

El mundo de los exfoliantes es muy complejo, pero, al fin y al cabo, se ha convertido en un producto imprescindible en nuestra rutina diaria. Usándolo correctamente lograrás tener un cutis estupendo. ¿No crees? 

Alejandra González: @alexgoonzalez13

Imágenes: Archivo

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