Todos los veranos por estas fechas me pasa lo mismo: me agobia hasta límites insospechados ver las revistas femeninas anticipando lo que llevaremos en pleno invierno. Ya sé que hay que empezar en el mes de agosto con avances de temporada, pero no me acostumbraré nunca -no me ocurre igual en diciembre cuando estoy con los de la primavera- y eso que trabajo en este sector desde hace ya tiempo. A mí ahora, lo que me pide el cuerpo es playa y bikini. Así que, a principios de agosto, me niego a escribir en internet sobre tendencias de otoño que olvidaré mañana. En este momento quiero pensar que el sol, el mar, los bikinis, los capazos y las alpargatas van a durar eternamente. La entrada de hoy es diferente porque, además, me he estrenado en Instagram y no paro de hacer fotos a todo lo que tengo a mi alrededor. Justamente ayer bajaba a la playa que tengo en mi urbanización. Una suerte de playa de rocas de fácil acceso (con zapatillas de goma) y aguas tan azules, limpias y transparentes como las de Baleares (es mi rincón secreto así que me guardaré su nombre). Puesto que escribo sobre belleza y tendencias, procuro bajar a la playa lo más "digna" que puedo. A saber: pamela de LA PERLA, capazo de DOLCE & GABBANA, pareo de MATTHEW WILLIAMSON para H&M (ambos de la temporada pasada, pero da igual porque me encantan) y chanclas con la camelia de CHANEL, en tono beige, -¡eternas!- y mis protectores solares (un consejo, no los guardéis de años anteriores porque pasado un año, sus filtros han perdido eficacia y no protegen igual). Este verano me acompañan el aceite corporal SATIN SHEEN OIL SPF 30 SUN BEAUTY, de LANCASTER, elegido porque acelera el proceso de bronceado (la melanina es la protección natural de la piel frente a los efectos perjudiciales de los UV) y yo lo que quiero es verme morena cuanto antes. Para el rostro, SUN EMULSION FACE SPF 30 y ULTRA PROTECTION STICK EYE, LIP NOISE SPF 40, ambos de LA PRAIRIE, porque sus filtros de amplio espectro han evitado que me queme y están formulados como el mejor producto de tratamiento facial de esta firma suiza. Se nota muchísimo su eficacia anti-edad. Mi "kit" de protección solar de este verano incluye pamelas y gafas de sol (las de la foto son de CHLOÈ), y algún qué otro paseo al chiringuito más próximo para beber algo fresquito. Desconocía su función como protector solar de alta eficacia hasta que el Dr. Julian Conejo-Mir, Presidente de Honor de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), nos lo hizo notar en una de sus conferencias, y no era ninguna broma. Se quejaba de las leyes españolas que iban a hacerlos desaparecer o alejar de la primera línea de playa alegando que eran el único sitio en el que se puede estar entre las 13 y las 17 horas, que es el momento del día en el que los rayos UV son más dañinos para la piel. Vuelvo a mi apartamento y sigo twitteando mis fotos realizadas con Instagram. Es el turno de mis fragancias de verano, que reposan en la cabecera de mi cama y se mezclan con la bisutería comprada en  los mercadillos de Altea, excepto un anillo de cuarzo rosa de Pomellato que me acompaña siempre desde hace cinco años. En la estantería conviven en armonía lanzamientos de este año con fragancias que tienen hasta 40 años de existencia en el mercado, pero que siguen siendo maravillosas: ENVY, de Gucci; EAU CAMPAGNE, de Sisley; AQUA ALLEGORÍA JASMINORA, de Guerlain; THE ONE, ROSE en polvo satinado para el cuerpo de Dolce & Gabbana; Nº 19 EAU DE TOILETTE de Chanel; PARIS PREMIÈRES ROSES, de Yves Saint Laurent; BASIER VOLÈ, de Cartier; DIORISSIMO, de Dior, y EAU DE CHLOÈ, de Chloè. Justo al lado está el perchero en el que he situado los bolsos y capazos de este verano: el negro es un capazo de GIOSEPPO que utilizo en las excursiones de todo el día; de cestería con hilos dorados del mercadillo de Altea; bolso de plástico naranja con amapolas en rojo de GIORGIO ARMANI; capazo con aplicaciones de encaje, de DOLCE & GABBANA; y la pamela de LA PERLA que se ha vuelto muy protagonista.

 

En estos días, la entrada y salida de la playa de rocas y los paseos de 12 km por la orilla del mar, me obligan a repasar mi pedicura cada tres o cuatro días. ¡Menos mal que no se me olvidaron mis esmaltes de uñas en Madrid! Casi tan imprescindibles como los protectores solares. En esta foto, mis esmaltes de CHANEL, DIOR e YVES SAINT LAURENT posan orgullosos acompañados de mi barra de labios fetiche de este verano, ROUGE ARMANI  Nº 500. Bien entrada la tarde, hemos quedado para tomar un helado y los 34º C me piden algo fresquito, así que opto por un vestido de punto de seda de MANUEL CÁNOVAS y alpargatas de CASTAÑER. De vuelta a mi apartamento, esta es la vista con la que me despide el día y me recibe la noche. ¿Cómo escribir sobre el otoño en pleno verano? Por Inma Beautyvictim  www.beautyvictim.com

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