Después de que en febrero la firma de cosméticos más estrambótica juntase a la extraña pareja formada por la más excéntrica de todo el
star system y el
latin lover por excelencia
Nicki Minaj y
Ricky Martin para su campaña Viva Glam en una sesión fotografiada por el también singular
David LaChapelle,
MAC lanzará en octubre una edición limitada inspirada en esa eterna inspiración que es
Marilyn Monroe. Monroe, muy consciente del impacto que causaba en los hombres y también en alguna mujer -como Paula Strasberg o Nastasha Lytess, profesora de arte dramático y guía emocional respectivamente-, sumado a su paradójica inseguridad crónica, era absolutamente incapaz de salir de casa sin estar perfecta.
La colección abarca todo lo que a la Monroe le convertía en ese objeto deseado por todos y amado por muy pocos: barras en rojo granate que le servían para aumentar el volumen de sus finos labios, máscara de pestañas y pestañas postizas,
eyeliner, con lo que además de darse un aire de embriaguez añadida, disimulaba ese sutilísimo estrabismo del ojo derecho, sombras metalizadas y lacas de uñas. Todo menos el decolorante.
La imagen de la campaña pertenece al
photoshoot privado que le realizó de forma improvisada su amigo
Milton Greene,
"The Black Sitting" o "The Black Session", la serie de fotos más celebrada que Greene hizo a Marilyn. Realizada a principios de 1956 en Nueva York, Marilyn, relajada en parte gracias a su dieta de caviar y champán, tenía ese don de poder evocar sensualidad y glamour incluso cuando no lo pretendía, ya que esta sesión se hizo en un ambiente íntimo y bastante distendido, sin pretensiones de ser publicado.
Ese magnetismo fue otro de los secretos que el mundo no supo explicarse y lo que ha hecho que permanezca inmortal, joven y bella para siempre.
Por Amanda Cámara
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