Si esta edición de los Oscar nos quedamos con la impresión de que la red carpet no dio para mucho en lo que a moda se refiere y no hubo rastro de epítetos como maravilloso o espectacular para calificar los estilismos de la mayoría de las invitadas, en el tema belleza de esta rebautizada ceremonia (sí, el  nombre de The Academy Awards ha pasado definitivamente a la historia) la previsibilidad fue un hecho. "Sabemos a lo que venimos y no es cuestión de arriesgar demasiado", debieron de pensar la mayoría de invitadas mientras elegían el sempiterno peinado... ¿de moda? Porque sí, otra vez las ondas "a lo Veronica Lake" (la frase más leída en Twitter) fueron las protagonistas en las ilustres cabezas de Jessica Chastain o Reese Witherspoon. Con mejor tino en la primera y en un despropósito que avejenta a la segunda... Pero si hablamos de peinados que avejentan, no podemos olvidar los recogidos con volumen a lo señora de Adele y Amy Adams. Previsible la primera y sorprendentemente mayor la segunda.

 

Visto esto, si se opta por moños bajos, parecen mejor opción los recogidos despeinados que eligieron Naomi Watts o Amanda Seyfried.

 

Aunque para despeinados, literales, no hace falta irse muy lejos, tan sólo unos pasos más sobre la alfombra borgoña... Y por eso tenemos que dedicar al menos un párrafo a desastres capilares tan profundos como los de Helena Boham-Carter y Kristen Stewart. La primera hace tiempo que olvidó lo que es sanear las puntas y parece que por eso no le importa enmarañárselas en todo lo alto. Mientras, la segunda, llegó lesionada (suponemos que tras patear a su despreocupado estilista capilar) sin su Razzie, pero con muletas y una despreocupada melena que deslucía un vestido no muy bien elegido. Vamos, que para pasar del peluquero, mejor raparse... ¿no? Aunque no en todos los casos un buen corte es eso, bueno. Si no, que se lo digan a Anne Hathaway y su burdo intento a lo Audrey Hepburn (aunque sabemos que nadie le estaba mirando el flequillo anoche) Meno mal que estaba el pixie de Charlize Theron para resucitar al mismísimo Vidal Sasoon (total, como la semilla del diablo ya la llevaba Stewart...).

 

En fin, no es oro todo lo que reluce. Sí lo hicieron las estatuillas del tío Oscar, por supuesto. Y los quilates de Harry Winston o Chopard... Pero ésa es otra historia. Por Lucía Pardavila (@soylua  

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