Ésta es una de esas preguntas que jamás piensas que se puedan hacer realidad, siempre depositas la confianza en ese ser cercano con el que has compartido 100.000 cafés, con el que las noches de desenfreno estaban cargadas de momentos inolvidables, esa persona que conoce tus secretos más oscuros que harían revolver a Stalin en su tumba. Pasan y pasan los años, esa persona es tu familia y no crees que nunca pueda romper ese órgano que late, pero como si de una comedia romántica de serie B se tratase llega ese día en el que tu teléfono suena. Tú que estabas paseando por la calle Pez con paso decidido mientras escuchabas This is the life de Amy Macdonald, sacas el móvil lentamente del bolsillo y ves ese número que decidiste borrar un año atrás... Un "¿Sí?" Es la mejor opción. Tienes tantas preguntas que se te pasan por la cabeza en décimas de segundos que te bloqueas y un silencio inunda una conversación inexistente. El susodicho en cuestión tartamudea y te cuenta una historia para no dormir: que si se ha enamorado, que nunca había sentido lo mismo desde el día que acabo vuestra relación y que le perdones... ¿Perdonar? Y así, sin avisar aparece ese nombre que hace que tu mundo tiemble, las lágrimas surcan ese rostro gélido, y por fin te das cuenta que la vida golpea, y a veces golpea muy fuerte. Nunca llegaste a imaginar que esa persona a la que tu madre le trata como si fuese su hijo fuese capaz de destrozar tantos años de amistad en cuestión de horas. Te preguntas el cómo, el cuándo y el dónde ha ocurrido. No encuentras explicaciones lógicas a tan vil traición aun así te sale ese instinto de Santa Teresa de Calcuta y decides dejar que se explique. “LA conversación” fluye tal y como la habías imaginado el día anterior. Mil y un lloros, perdones vacios y promesas de que no era algo premeditado. Algo se desgarra en tu interior y sin mirar atrás te levantas y te vas. Siempre pensaste que vuestra amistad era un para siempre, una relación envidiable basada en la sinceridad pero todo se convierte en un castillo de arena que la marea ha derribado. El reloj se ha parado y haces todo lo posible por mantener ocupado el tiempo, intentas evadirte de esa nueva realidad. Claramente has roto cualquier contacto con esas dos personas que una vez significaron un todo en tu vida. Si eres esa persona que ha vivido algo similar sabrás muy bien de lo que te estoy hablando pero si por el contrario tienes plena confianza en tu mejor amigo, solo por si acaso grábate a fuego esta frase: “Lo más triste de la traición es que nunca proviene de tus enemigos”.  

 

Pablo Aragón - @aragonpablo

También te puede interesar