Volver al pasado. Eso hacemos. Con un click. Esas cámaras que dejaron de estar de moda en 2005 por las nuevas tecnologías, han vuelto. Tímidamente. O no tanto. Romantizamos el pasado y lo antiguo. Quizá porque en la era de la rapidez, de la abundancia y de la copiosidad, tenga y le demos más valor a lo finito, a lo irrepetible, a lo único.

Y quizá de eso se trate la fotografía analógica. Quizá el hecho de no poder elegir, de captar ese instante irrepetible que jamás va a volver a ocurrir, lo haga más mágico. Captar lo imposible. Porque tiene más valor una sola foto, sea como sea, salgas bien o salgas mal, que mil. 

Con esta reflexión, hoy os traemos una oda a la nostalgia, una carta de amor a lo antiguo y un poema a lo mágico del revelado. A la fotografía analógica.

Y esta magia la captan fotógrafos como Carlota Weber en su proyecto @lotteonfilm , Pablo Gil (@pabloanyway) en sus maravillosas fotografías o Pau Carreté (@pau_carrete) en sus videoclips, anuncios y varios tráilers que dirige. Cámaras Leica, Polaroid y Kodak vuelven y las rescatamos de nuestro baúl de los recuerdos (incluso del de nuestros padres), les sacamos el polvo y vuelven a cobrar vida. 35 mm y tan solo 24 o 36 fotos para dejar constancia de aquello que tenemos ante nuestros ojos e inmortalizarlo para siempre. 

Artistas como Guitarricadelafuente ya hacen sus videos en este formato, dotándolos de personalidad y de un aire antiguo y empolvado. Como en "A Carta Cabal", dirigido por Pau Carreté, o "Vidalita del mar". Una marcha atrás que nos transporta a lugares imposibles. 

Sí, podemos pensar que esto es solo una moda que quedará olvidada cuando nos hartemos o venga algo mejor, pero los carretes se agotan por escasez de material, las cámaras analógicas se venden por miles y los precios suben como la espuma. Así, nos atreveríamos a decir que hacer fotografía analógica se ha convertido -casi- en un pequeño lujo. 

Hasta la nostalgia analógica ha tomado los rincones más privados de la Gala Met. Fotografiados por Frank Ocean, famosos como Kendall Jenner, Hailey Bieber o Jaden Smith también quedaron inmovilizados permanentemente en esos pequeños fotogramas en 2017.

Donde el resto de las cámaras no llegaron, la pequeña analógica de Ocean inmortalizó momentos que de no ser así, hubiesen quedado en el olvido. 

Fotograma 35mm de Frank Ocean. Met Gala 2017

 

Fotograma 35mm de Frank Ocean. Met Gala 2017

 

Miles de apps tratan de imitar el mágico halo que deja la fotografía analógica, pero es inimitable. Dazz Cam, Tezza, Gudak Lite... Todas tratan de hacer con el móvil y mediante filtros lo que una cámara antigua está destinada a hacer y, aunque los resultados se parecen, las vibes no son las mismas.

La sensación de tener solo una oportunidad para captar algo, el pensar si habrá quedado bien o no, si el flash era necesario, si saldrán los ojos rojos o incluso si el carrete estará realmente bien colocado... no existe. 

El no saber qué habrás sacado, si está movida, si será un carrete inútil, la espera del revelado, el momento de abrir el sobre... Nostalgia de esos momentos y nostalgia de lo  limitado e imperfecto. Viva lo analógico, lo inimitable, lo erróneo, los mil y un fallos, las sonrisas cortadas, las luces desenfocadas, los ojos rojos, los sueños deshechos poco a poco, las pilas y los carretes estropeados.

Larga vida a la fotografía analógica. 

 

Xiana Fernández: @xianafernandezz

Imágenes: Unsplush, Instagram y YouTube

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