Seguro que el paraíso se asemeja al fin de una tarde de playa viendo la puesta de sol desde el chiringuito y con un buen mojito en mano... Esta bebida asociada a la fiesta y el descanso de las vacaciones lleva siglos poniéndole sabor al verano. Ron, azúcar, lima, hierbabuena, agua con gas y hielo picado son los ingredientes necesarios para llevar al paladar la felicidad. Pero, ¿sabes cómo ha llegado esta bebida a nuestros días? ¡Sigue leyendo para descubrirlo!
Según cuenta la leyenda, antes de ser la estrella de los cócteles en todo el mundo, el mojito era nada menos que un remedio natural para los males que padecían piratas y marineros. Alucinante, ¿verdad? Su origen se remonta al S.XVI de la mano del corsario Francis Drake, quien mezcló aguardiente, azúcar, limón y menta en búsqueda del remedio para calmar las distintas afecciones de su tripulación.
Con el tiempo, el brebaje se fue extendiendo por todas las costas de las manos de los tripulantes que lo exportaban como remedio de salvación, pero el lugar que verdaderamente gestó su éxito no podía ser otro que Cuba. En la perla del Caribe tuvo lugar el perfeccionamiento de la receta original hasta llegar a la que tenemos en la actualidad. Fue hacia el año 1910, en una taberna gestionada por descendientes de españoles, aunque su verdadero auge llegó, paradójicamente, de la mano de la Ley Seca.
Cuando en Estados Unidos el consumo de alcohol estaba tajantemente prohibido, muchos artistas e intelectuales huían a Cuba para beneficiarse de su consumo y, de paso, pegarse una buena juerga. En estas idas y venidas de consumo disidente, el mojito fue poco a poco haciéndose más famoso.
Como bien es sabido por los amantes de esta bebida, uno de sus grandes admiradores era el escritor Ernest Hemingway, quien acudía regularmente a La Bodeguita del Medio para deleitarse con el cóctel al más puro estilo cubano.
Con el paso de los años, su fama traspasó las fronteras, surcó una vez más los mares y fue ganándose un hueco en los corazones y chiringuitos de todo el mundo. En el S.XXI, con la globalización, su presencia se ha convertido en una realidad frecuentada hasta ostentar el título del rey del verano.
Ahora es raro encontrar un lugar en el que no dispongan de esta bebida en sus cartas, e incluso se han desarrollado cada vez más y más sabores y recetas que han ayudado a reinventar y mantener vivo el alma festiva del mojito. Fresa, sandía, naranja, mango... ¡hasta versiones sin alcohol!
Así que, ahora que ya conoces su historia y sus orígenes, ¿a qué esperas para ir a disfrutar de un buen mojito?
Elena Romero: @elenar_vargas
Imágenes: Giphy