Que la realidad supere a la ficción nos mata. Esto se dijo de la “maldición de Poltergeist”. Pero, ¿qué elementos conforman esta maldición? Para comenzar os recordamos que la película va de una familia, matrimonio y tres hijos, que se muda a una nueva casa donde esperan ser felices, y no es que no lo fueran antes. Poco a poco descubrirán que no están solos. Una serie de espíritus pueblan la casa y la llenan de luces y ruidos bastante inquietantes e inesperados. Carol Anne, la pequeña de la familia, será el enlace entre los dos mundos y un objeto de codicia fantasmal. Más o menos, ¿no? El momento en el que arranca la maldición es complicado de definir. Un enjambre de leyendas y hechos taponan la realidad de esta historia. Intentaremos ir cronológicamente y de la forma más concreta posible para poder entender la historia que condena a esta trilogía.
"Poltergeist"
Todo comienza en 1982, con una escena del final de la primera película. La madre de la familia cae en la piscina de la casa que está abnegada de agua y de esqueletos que imposibilitan su salida. Se rumorea que algunos de esos esqueletos eran reales y que , en efecto, ese es el principio de la maldición. ¿Realidad o ficción? Eso lo dejamos en vuestras manos. Poco después de estrenar la película llega la primera muerte. Dominique Dunne, Dana, la mayor de los tres hermanos en la película, muere a manos de su novio por estrangulamiento. Al parecer, el joven la esperó a la salida de un ensayo para el piloto de “V”, la gran serie de reptiles invasores. El 30 de octubre de 1982 se certificó su defunción. Llega la segunda película en 1986. En ésta el personaje de Carol Anne atrae al bien y al mal personificados en dos actores: Will Sampson y Julian Beck respectivamente. Este último murió durante el rodaje. El actor, consumido por el cáncer, fue incapaz de acabar la película. Sampson, una vez estrenado el film, fue intervenido para un trasplante de corazón. El trasplante fue un éxito, pero una serie de complicaciones en el postoperatorio acabó con su vida. La leyenda va creciendo y ya no sólo se habla de la desaparición de estos tres actores, sino que se rumorea sobre la muerte de diversos técnicos que habían trabajado en los rodajes. No hemos encontrado información detallada. Pero es algo que repiten diferentes voces. Ya sabéis, cosas de maldiciones. Llega la tercera en 1988 y con ella el fin de la maldición. Nada más acabar de rodar la película la pequeña Heather O’Rourke, protagonista de las tres, la niña que nos ponía la piel de pollo con su “Ya están aquí-íiiiiiii”, muere una mañana antes de que se estrene en los cines. La niña de 12 años cayó desmayada al suelo de la cocina en el desayuno. Meses antes comenzaron una serie de molestias que los médicos no identificaron bien. Fue ingresada en el hospital. A las horas muere. El diagnostico: una estenosis intestinal. La madre aseguró ante los medios que se le apereció en una ventana del hospital diciéndole que no iba a volver minutos antes de la desagradable noticia. Ahora descansa en paz en el mismo cementerio que su compañera de reparto, Dominique Dunne, a escasos metros. He aquí toda información sobre esta maldición que hemos encontrado. Hay algunas veraces y otras basadas en rumores. Pero ese es el material de las maldiciones. Lo intangible, lo sorprendente y lo inconcebible. Y para que una maldición sea buena, también hay que creer. Sí, creer en los esqueletos reales y en las muertes no ducumentadas y en las televisiones encantadas. Pero no hay que tenerle miedo a la tele. No. La tele es amiga. Una gran amiga. Sólo hay que utilizarla con cabeza. Eso sí, "no te pegues al televisor". Feliz Noche de Difuntos. Raúl Rustarazo

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