Madrid ha vivido esta Mercedes-Benz Fashion Week una de sus ediciones más frenéticas. De una punta a otra de Madrid, la moda ha tomado las calles. Las calles, y los jardines, y algunos hoteles, cines e incluso palacios. Y ha resultado un éxito. La fórmula parece sencilla:
luces de colores, mucha niña mona y algo de beber. Aunque detrás hay mucho más que eso.
ManéMané, Moisés Nieto o Duarte Madrid, entre otros, lo saben bien. No sólo de Ifema vive MBFWMadrid... ni la moda española.
El formato off - es decir, que cuenta con desfiles y presentaciones fuera de los espacios establecidos para el mismo fin de celebrar esos eventos- lleva realizándose desde hace años. Pero no ha sido hasta esta temporada cuando han sido tan celebrados por público y medios tanto especializados como generalistas.
Algunas de las marcas que más expectativas despertaban, como es el claro ejemplo de
Palomo Spain, han decidido huir de lo establecido y llevar sus colecciones a lugares que complementaran su narrativa.
La localización se convierte en una parte del espíritu de la marca, y ayuda a contextualizar el contenido de la temporada.
María Ke Fisherman llevaba a sus invitados a
La Jungla, un área del Parque de Atracciones que complementaba a la perfección el concepto de su colección 2018.
Más allá del plano artístico, es innegable el golpe de efecto que este tipo de presentaciones supone para las marcas que escogen este camino.
En un momento en el que el
click, el
swipe y el
like son determinantes de éxito también en la industria de la moda, un evento de este tipo hace que mitad del camino hacia este ya esté recorrido.
Y es que, para enamorar a las nuevas generaciones de consumidores de moda - y a sus prescriptores preferidos- se ha de ser original y visual.
Se ha visto de todo: desde modelos con piel de brillantina caminando en un mercado castizo como en el show de
Pepa Salazar a un DJ set en una sala de cine como en la cita con Chromosome Residence.
También performances, como la que se pudo disfrutar antes del desfile de
Euphemio Fernández.
Esta MBFWMadrid ha sido puro teatro.
Una parte fundamental de la representación ha sido el público. En estos tiempos en los que las barreras en el mundo de la moda se están rompiendo y la relación diseñador/consumidor es más horizontal, los invitados a los desfiles han entrado en el juego y han participado activamente del entusiasmo de las firmas.
El
street style nunca fue tan interesante.
Otra de las novedades, precisamente, ha sido la presencia de nuevos rostros en el front row de dichos desfiles. Entre estos recién llegados a la primera fila encontramos influencers, artistas multimedia, intépretes de géneros musicales de la nueva década…
Sea como fuere, estas neocelebrities, al igual que sus seguidores, saben lo que quieren.
Y ya no solo los invitados encajan en este perfil. Todos los creativos que se han decantado por el off esta temporada también son jóvenes, y saben que, para triunfar con las nuevas generaciones es necesario seducir, no imponer, y mostrar sin ningún tipo de constricción el universo que cada firma lleva detrás.
Esta edición de MBFWMadrid ha sido, sin duda, un punto de inflexión en la concepción de los desfiles de marcas españolas aquí, en nuestro propio país.
Se acabaron los límites para la moda patria.
Texto:
Alberto Herrero – @HerreroAR
Imágenes:
Patricia Siré – @Patriciasire y
@MBFWMadrid
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