Jan Martí aún no tiene 30 años y ya puede presumir de haber montado y de dirigir una de las editoriales de libros más interesantes de nuestro país, Blackie Books. En poco más de un año de vida, han publicado más de 14 libros y logrado varios superventas. Sus libros son poco ortodoxos, especiales y con un diseño que los convierte en objetos de culto. Hablamos con él de uno de los trabajos más bonitos del mundo: la edición.
¿Podrías presentarte? Soy Jan Martí, tengo 28 años, que para algunas cosas es ser joven y para otras mayor. Tengo entradas y miedo a quedarme calvo, aunque dicen que si pierdes pelo aumentas la virilidad. Por las mañanas me ocupo de la editorial Blackie Books, por las tardes compongo el tercer disco de mi banda, Mendetz, y por las noches duermo poco y tengo sueños raros, como el de una fiesta en la que la gente tiene la cara hecha de paté.
¿Cómo es la vida de un editor? No sé, casi no conozco a editores, llevo poco tiempo y cuando voy a las fiestas ésas no les pregunto qué hacen. Bueno, quizás un trazo característico de mi vida es internet, que yo considero como el mundo real. A veces salgo al mundo éste para hacer música o tomar cañas o comer, pero el resto del tiempo estoy en la red. Ahora mismo tengo cuatro ventanas del Google Chrome, cada una con unas 34 pestañas diferentes abiertas.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? Mil cosas. El momento del descubrimiento, el momento de desarrollo de una idea, el poder trabajar con gente brillante que hace cosas increíbles (en Blackie todos son así, menos yo, que aprendo), el poder trabajar mano a mano con alguien en un proceso creativo que acabará en un objeto con pretensión infinita llamado libro. Y, sobre todo, el poder compartir algo con desconocidos, eso es bastante bonito, sí.
¿Cómo, cuando, dónde y por qué surgió la idea de montar vuestra editorial? Estuve trabajando y aprendiendo en algunas editoriales grandes y me gustó el “oficio”, pero lo veía muy desaprovechado, muy encaminado a una sola cosa, mucha gente haciendo las cosas de la misma manera. A mediados de 2008, leyendo el libro de Mark O. Everett (el líder de Eels), “Cosas que los nietos deberían saber”, decidí que tenía que poner en marcha la editorial. Blackie empezó hace justo un año. Ahora llevamos más de 14 libros publicados, y el del señor Everett lleva semanas en las listas de más vendidos. Es como un sueño americano, ¿no?
¿Cómo funciona vuestra editorial? En Blackie somos tres personas. Alice, que se ocupa de la prensa y la comunicación, Diana, que es editora y yo, que soy el mejor jefe del mundo porque me dejo reñir cuando no tengo razón. Luego está Sergio Ibáñez, del estudio Setanta, que es el semi-Dios diseñador de Blackie. Y luego, un montón de gente externa.
¿Por qué os decidís a publicar un libro? Es difícil explicar la sensación. Es como notar que algo merece ser compartido a nivel masivo. Visualizas toda la vida del libro en el mundo, en el mercado, en las vidas de la gente, gente regalándoselo, gente apuntando cosas, gente olvidándolo en el metro. Compartir es una necesidad. Todo el mundo, cuando oye una canción que le gusta muchísimo lo primero que hace es compartirla. Me gusta compararlo con eso, es algo así, no puedes aguantarte.
¿Cómo surgió la idea del diseño de los libros? Estuvimos un montón de tiempo con Sergio Ibáñez dándole muchas vueltas. Queríamos darle mucha importancia al objeto, que fueran las ediciones que cada libro merecía. Que fueran libros que uno quiere tener, guardar, regalar, hacer durar. El tema del tiempo es básico en Blackie. De hecho, Blackie es el nombre de la perrita de Alice, que murió viejísima, a los 18 (el Matusalén de los perros). Ese no-querer-morir-jamás de Blackie es lo que queremos transmitir.
¿Tenéis previsto hacer libros electrónicos? No, de momento no, eso puede ser muy aburrido. Estamos investigando cómo crear un pdf que brille, un pdf dorado que encima huela a chicles Bang Bang. Si conseguimos eso sí, haremos e-books.
¿Cuál es el libro que os ha sido más difícil conseguir? Quizás uno que sacamos ahora, el de Gianni Rodari. Mi autor favorito de niño, un referente absoluto que ahora publicamos.
¿Qué libro tiene en la mesilla de noche Jan Martí? Uno de David Shrigley, artista que publicaremos en 2011, uno de Roald Dahl, mi escritor favorito, y una pila con 27 libros más que no sé cuándo tendré tiempo de leer pero que en breve va a derrumbarse.
Por Jose Ganga. Fotografía de Elena Grimaldi.
Visita
https://www.blackiebooks.org/
Y esta es una selección de nuestros Blackie"s favoritos:
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