Visto esto, si se opta por moños bajos, parecen mejor opción los recogidos despeinados que eligieron Naomi Watts o Amanda Seyfried.
Aunque para despeinados, literales, no hace falta irse muy lejos, tan sólo unos pasos más sobre la alfombra borgoña... Y por eso tenemos que dedicar al menos un párrafo a desastres capilares tan profundos como los de Helena Boham-Carter y Kristen Stewart. La primera hace tiempo que olvidó lo que es sanear las puntas y parece que por eso no le importa enmarañárselas en todo lo alto. Mientras, la segunda, llegó lesionada (suponemos que tras patear a su despreocupado estilista capilar) sin su Razzie, pero con muletas y una despreocupada melena que deslucía un vestido no muy bien elegido. Vamos, que para pasar del peluquero, mejor raparse... ¿no? Aunque no en todos los casos un buen corte es eso, bueno. Si no, que se lo digan a Anne Hathaway y su burdo intento a lo Audrey Hepburn (aunque sabemos que nadie le estaba mirando el flequillo anoche) Meno mal que estaba el pixie de Charlize Theron para resucitar al mismísimo Vidal Sasoon (total, como la semilla del diablo ya la llevaba Stewart...).
En fin, no es oro todo lo que reluce. Sí lo hicieron las estatuillas del tío Oscar, por supuesto. Y los quilates de Harry Winston o Chopard... Pero ésa es otra historia. Por Lucía Pardavila (@soylua)