Contouring Básicamente se trata de manejar el claroscuro sobre el rostro con el fin de potenciar los mejores rasgos y corregir los menos agraciados. Un maquillaje más teatral y exagerado que parte de un rostro unificado con una base similar al tono natural de la piel, para después trabajarlo con maquillaje en crema mate más oscuro y claro. Pensemos en un cuadro, los tonos oscuros aportan profundidad, relegando a un segundo plano el objeto que tocan; por su parte, los tonos claros o con partículas brillantes reflejan mejor la luz, empujando el mismo objeto a un primer plano visual. Estos principios se aplican de igual forma al rostro. Por ejemplo, si queremos estrechar una nariz, oscureceremos los tabiques y aletas, mientras que una zona estrecha sobre el caballete será aclarada. Si preferimos acortarla: tono oscuro en la punta y claro en la parte más alta del puente. Luego sellamos con polvo traslúcido y si queremos destacar el efecto, insistiremos con polvo oscuro y claro en las mismas zonas ya trabajadas.
Strobing Se trataría de la técnica antagonista al contouring, salvo que en este caso usamos un producto iluminador, a diferencia de aquella que usa maquillaje mate. El objetivo es iluminar la piel para que se vea jugosa y radiante, como recién salida de un facial. ¿Te suena el “JLo Glow”? Jennifer López es la gran abanderada de este efecto, que ha lucido en múltiples ocasiones de la mano de su maquillador Scott Barnes, hasta el punto de tomar su nombre. Unos toques del Múltiple Copacabana de Nars (el preferido por la neoyorquina) o de The Celestial Powder de Kevyn Aucoin (para un efecto más sutil) sobre el puente de la nariz, en la manzana de la barbilla, la parte alta del hueso del pómulo y el área central de la frente y ¡A brillar!
Baking En el mundo drag los ojos se marcan, agrandan y exageran hasta el infinito. Todo el trabajo necesario para conseguir este efecto puede arruinar el maquillaje anterior. Como prevención, y para mantener limpia la zona bajo el ojo y sin pliegues, se aplica una gruesa capa de polvo traslúcido en forma de triángulo invertido, que se retira al final del proceso. La sensación de Internet Heidi Hamoud le da una vuelta de tuerca a este clásico y lo nombra baking porque deja actuar el polvo durante un tiempo y no lo elimina por completo al finalizar. De esta forma, lo deja “cocinarse” sobre la piel para que ésta absorba parte del producto y el resultado sea un contorno luminoso y descansado.
Berta Almagro