Dior nos invita a soñar despiertos en su desfile de Alta Costura para la primavera-verano 2025 con una colección que no pertenece ni al pasado ni al futuro, sino a otra dimensión. ¿Lista para explorar su particular «país de las maravillas»?
En 1958, un jovencísimo Yves Saint Laurent, recién nombrado director creativo de la casa de moda Christian Dior, presentaba su colección debut: «Trapèze», donde el elemento principal era la juventud, y sobre todo, el retorno a tendencias olvidadas como la sencillez, la naturalidad y la suavidad.
Ayer, en el desfile de Alta Costura primavera-verano 2025 de Dior, Maria Grazia Chiuri revisitaba ese momento histórico, pero trastornando el orden del tiempo y transportándonos a una dimensión que no pertenece ni al pasado ni al futuro, entre la infancia y la edad adulta, el sueño y la realidad. Y es que gracias a la moda, uno puede ser lo que quiera: una mujer pájaro, adornada con un tocado punk cuya cresta apunta hacia el cielo; una mujer flor, envuelta en capas de pétalos o descubierta en un minivestido de apretadas corolas… Sin duda, una línea que consigue que volvamos a creer en la magia de la Alta Costura.
Dior SS25 HC: un escenario idílico con unos invitados a la altura
Dior nunca escatima, y la presentación de su línea de Alta Costura esta temporada no iba a ser menos. En colaboración la artista india Rithika Merchant, la firma presentó un escenario que representaba un jardín lleno de simbolismos diseñado para sumergir al espectador en un universo onírico. Todo construido en el jardín del museo Rodin, donde no solo la entrada llamaba la atención, sino que dentro todo estaba hecho para que pudieras sentir ese simbolismo, parte del desfile.
Con varios tapices que cubrían las paredes de toda la sala, en un decorado que mostraba vacas sagradas, leones dorados, lobos aulladores y hombres pájaro, debes saber que la obra de Rithika Merchant, traducida en paneles textiles a gran escala por Karishma Swali, los talleres Chanakya y la Escuela de Artesanía Chanakya, estará expuesta durante cinco días –del 28 de enero al 2 de febrero de 2025– en una muestra abierta al público.
Asimismo, ente los invitados se encontraba más de una cara conocida. Desde embajadores de la marca, como la actriz Jenna Ortega, la francesa Camille Cottin o la actriz Anya Taylor-Joy.
Un cuento de hadas y rebeldía
«Esta colección ha sido un hermoso viaje, en un momento en el que disfruto profundizando en la historia de la moda», explicaba Maria Grazia Chiuri en un avance previo al desfile. Y así lo confirmaban los diseños, mediante el tul bordado con plumas negras, una chaqueta rematada con flores y zarzas hechas de plumas de ganso, las camisolas de tul o los también sellos claves de la marca en cada diseño, como volantes con diferentes volúmenes, lazos blancos y negros o ese fino encaje que marca la diferencia.
La icónica silueta Cigale, concebida por Monsieur Dior para la colección de alta costura otoño/invierno 1952-1953, también se reinterpretó utilizando los tejidos originales de moaré, pero esta vez transformada en una minifalda diminuta, combinada con un frac entallado que destacaba el contraste de proporciones.
La modista italiana juega en esta colección con la idea de evocar la creatividad de siglos anteriores de la casa francesa, mediante una paleta más sombría, basada en crudos, blancos, beiges, mantequilla y tonos más nude.
Otro elemento a destacar es la crinolina, que se revela como un extraordinario caldo de cultivo para los recuerdos, cediendo a las fantasías y motivos más desmesurados.
Su función de soporte «invisible» aparece invertida y la estructura pasa a primer plano en esas faldas con volantes abullonados, y combinadas con tops con volantes o chaquetas bar de seda en tonos marfil. En torno a esta idea nacen creaciones espectaculares, caracterizadas por elaborados bordados y preciosas aplicaciones. Hilos y pétalos aparecen suspendidos sobre amplias faldas, entonando un escenario de cuento de hadas que da paso a la próxima primavera.
Los detalles, siempre protagonistas
Puede que sorprendiera a más de uno que las modelos llevaran poéticos peinados punk rematados con pequeños pétalos, un look que, según dijo Maria Grazia, solía usar ella cuando asistía a sus primeros estudios de moda en Roma cuando era joven.
Abundantes transparencias realzaban al mismo tiempo el trabajo artesanal, consiguiendo sorprender de manera diferente en cada silueta, jugando con capas etéreas, bordados intrincados y detalles que revelan una feminidad audaz y contemporánea.
Las siluetas, los encajes y los bordados también fueron un punto a destacar en la colección, dada su diversidad y originalidad. Desde líneas estructuradas y voluminosas gracias al poder de la crinolina, hasta bordados de flores que llevan a pensar en estampados naturales con unos diseños que no dejaban puntada sin hilo.
Y a ti, ¿qué te ha parecido la nueva colección de Alta Costura de Dior?