Hablamos con Kai Landre, protagonista de «Cyborg Generation», un documental de Miguel Morillo acerca de la implantación de tecnología en el cuerpo humano.
Imagen: Cortesía de Lexa Services
Imagen: Cortesía de Lexa Services
Hablamos con Kai Landre, protagonista de «Cyborg Generation», un documental de Miguel Morillo acerca de la implantación de tecnología en el cuerpo humano.
Quizás todavía no hayas conocido a ningún cyborg, pero es una realidad que este término cada vez está más presente en la sociedad.
Para contártelo mejor, desde Vanidad te presentamos a Kai Landre, el joven catalán que protagoniza el documental «Cyborg Generation», una obra dirigida por Miguel Morillo sobre su transición e historia acerca de cómo implantó tecnología en su cuerpo.
«Cyborg» es un concepto muy amplio que abarca un gran espectro relacionado principalmente con la identidad… No ha sido hasta que he vivido el proceso cyborg en primera persona, que he podido entender realmente que no se trata únicamente de implantar tecnología en un cuerpo previamente humano, sino que va mucho más allá.
Actualmente lo definiría como aquel ser que se explora fuera del standard humano propiciado por el contexto socio-político y existe definiéndose a sí mismo como una identidad «anárquico-identitaria».
El proceso que viví -y que recuerdo como algo precioso- se dio de forma muy natural. Recuerdo a un Kai adolescente de 17 años que quería explorar el mundo e incluso el universo. Un Kai que soñaba con viajar al espacio exterior y que se refugiaba en él en búsqueda de su espacio seguro.
Es por ello que, en el momento en el que Neil Harbisson y Moon Ribas aparecieron en mi vida, me di cuenta de que el cíborguismo podía ayudarme a encontrar ese refugio, y por ende también a mí mismo en ese lugar anhelado.
Cada proceso cyborg (hablando exclusivamente de aquellos que se identifican como tal al adquirir sentidos tecnológicos) difiere al resto porque cada uno trae consigo una historia tras él. Por ejemplo, conozco a une chique en Praga que adquirió un sentido cyborg para percibir la radiación a su alrededor y, tras experimentar con él durante un tiempo, se dio cuenta de que ese sentido le servía también para paliar con ciertos síntomas de su autismo.
En mi caso, como comentaba anteriormente, lo que buscaba era un refugio a través de la percepción, y más que eso también me llevé una gran comunidad, mucho conocimiento y sobre todo un proceso personal que me ayudó a comprenderme a mí mismo y a quienes me rodean en mayor profundidad. Ahora entiendo mucho mejor el mundo que me rodea.
Este proceso ha traído consigo una nueva versión de mí mismo. Hay que entender los procesos de transición cyborg como un viaje a lo profundo de la persona, ya que para crear un sentido hace falta primero comprender cuál es aquél sentido que «ha faltado» a lo largo de la vida de cada uno.
Es por ello que hay muchas cosas que no hago que solía hacer antes, sí. Lugares, intereses, personas que han quedado atrás y que considero parte del crecimiento personal que comentaba como parte de este maravilloso proceso.
Quizás la mayor complicación que he encontrado ha sido la operación. No puedo explayarme mucho en esta temática por la legalidad que la envuelve, pero las complicaciones de rechazo de implante y posibles complicaciones durante la operación, podrían haber hecho de este proceso algo letal.
Las reacciones fueron bastante dispares… Creo que lo que más influyó en cada reacción fue la generación a la que cada persona pertenecía. Mis padres, por ejemplo, ¡no sabían ni lo que era un cyborg!
Al fin y al cabo creo que todo lo que construye mi identidad es lo que me hace ser yo mismo y, por ende, ser cyborg influye en todo lo que hago de forma directa o indirecta. Si bien el sentido cyborg que he creado es algo que uso para la creación musical en su mayoría y no lo entremezclo con trabajos de otras disciplinas, sí que considero que me ha llevado por caminos creativos que han influido mucho sobre el resto de decisiones que he tomado en el resto de curro que he hecho.
¡Las referencias quedan siempre en la cabeza! Y al final es todo un entramado (risas).
Sí, ¡totalmente! Solo hace falta meterse en mis redes sociales y mirar los comentarios, hay de todo… Pero también es parte del proceso. Me parece interesante y creo que es algo completamente normal y lícito cuando se introducen nuevos conceptos como este, sobre todo en una sociedad post-católica que sigue creyendo en el ser humano como algo divino y creado por el mismísimo Dios.
Aún me cuesta creerlo… Es una sensación súper rara poder ver los recuerdos de uno mismo retratados en formato documental. No sé bien cuándo, pero hace tiempo alguien me comentó que tendemos a deformar los recuerdos y a unirlos con ideas imaginarias con el fin de que sean más placenteros para nosotros, y honestamente soy una persona súper amarillista en ese sentido, pues todos mis recuerdos están super modificados. Y claro, de golpe me planto en un cine frente a una pantalla en la que veo cómo pasó todo realmente… ¡y me asombra! Verlo todo desde el punto de vista del espectador y mezclarlo con lo que viví, es increíble.
Dependerá del observador, creo. Aún hay personas que entienden la historia que se narra como algo de ficción, así que quizás ellos verán el documental como si fuera una película.
Sin embargo, habrá otras personas que en mi proceso verán su vida reflejada, otros dilemas que habrán podido vivir en sus carnes… ¡Y eso pretendo! Al final el proceso que se cuenta es algo por lo que todos pasamos en la vida, de una forma u otra, aplicado a algo distinto. No somos tan distintos.
Eso aún no lo sé al 100%, lo que si que sé es que quiero seguir trabajando con los sentidos, la música, el arte y el ciborgismo. De momento, pretendo disfrutar de todos los frutos que este proceso ha traído consigo. Creciendo y creándome a mí mismo.
Alba Ramos: @alba_rr22
Imágenes: Cortesía de Lexa Services