Dentro de Ana Rujas vive una bestia, y desde Vanidad hemos tenido el inmenso placer de verla salir de su interior en Nave 10 Matadero.
Ana Rujas, Joan Solé e Izan Escamilla en «La Otra Bestia». Imagen: Cortesía de Nave 10 ©Jesús Ugalde.
Ana Rujas, Joan Solé e Izan Escamilla en «La Otra Bestia». Imagen: Cortesía de Nave 10 ©Jesús Ugalde.
Dentro de Ana Rujas vive una bestia, y desde Vanidad hemos tenido el inmenso placer de verla salir de su interior en Nave 10 Matadero.
Ana Rujas está que se sale. Primero fue «Cardo», luego su deslumbrante papel en «La Mesías», y ahora, tras el reciente anuncio de que va a dirigir su primer largometraje, «El Desencanto», hemos podido disfrutar una vez más de su talento y su mente en Nave 10 Matadero, siendo testigos de «La otra bestia».
Este laboratorio escénico nace a partir de su libro con el mismo título, compuesto por textos que crecen dentro de la artista y que vomita casi sin remedio. Ahora, sus palabras son trasladadas al escenario de la mano de Pedro Ayose y José Martret, que dirigen esta obra a partir de los pensamientos de Rujas, que protagoniza la pieza.
Las entradas están sold out, así que, por si no vas a poder acudir a este encuentro, desde Vanidad te contamos todo lo que tienes que saber sobre esta nueva experiencia teatral.
¿Quién no esconde una bestia en su interior? Quizá todos y todas pasemos demasiado tiempo fingiendo esa normalidad y serenidad exigidas por la sociedad y su burocracia, tanto tiempo que olvidamos nuestras inquietudes y nuestros deseos. En este caso, Ana Rujas ha querido recordarnos que todos llevamos una vida dentro.
Compartiendo reparto con Joan Solé e Izan Escamilla, Rujas nos cuenta la historia de Sara, una mujer que un día se descubre viviendo una vida que no siente que le pertenezca. Solé da vida al marido de Sara, y representa todo aquello de la vida que parece que debemos conseguir y aceptar, más allá de que nos haga felices. Escamilla representa todo lo contrario en la vida de Sara; él es el baile, la música, la diversión. Él son las ganas de vivir, mientras que Solé es la supervivencia por inercia.
Porque, ¿quién no tiene un problema con la mediocridad? ¿Dónde residen sus límites? Acaso, tú, lector, ¿no has temido descubrir al final de tu vida que, en realidad, no has vivido?
Este debate interno que esconde los miedos y las inseguridades más innombrables es la encrucijada a la que se enfrenta el personaje de Rujas. Alcanzado lo que parece la locura y la desesperación, Sara no sabe qué decisión tomar, ni es capaz de diferenciar lo correcto de lo incorrecto. Su marido, consciente del descuido de su relación, trata de comprenderla sin éxito. Ella le ama y le detesta a partes iguales, mientras que él sólo quiere volver a la normalidad. Él elige la mediocridad, lo que desespera aún más a Sara.
La danza de emociones y contradicciones cuenta con un texto soberbio, y una puesta en escena que deja sin aliento. No quisiera ser hipócrita; no es el formato teatral más reconocible del mundo lo que dificulta su comprensión en primera instancia.
Estaría mintiendo si que conseguí adentrarme en la pieza desde los primeros minutos, pero una vez la obra está avanzada, casi sin darte cuenta, estás dentro de su clímax y te olvidas de todo lo que de primeras te ha sorprendido.
Quizá lo más destacable de toda la puesta es que fusiona teatro con cine, o, al menos, así es como me gusta verlo.
El decorado, una casa minimalista con cierto estilo brutalista, se complementa con una pantalla horizontal que emite, en todo momento, una imagen angular de lo que está sucediendo en el escenario. Alicia Aguirre opera una cámara durante la hora y cuarenta minutos que dura la obra y, en blanco y negro, nos ofrece unos planos compuestos de maravilla que además amplían la experiencia, permitiéndonos observar de cerca las expresiones de los actores.
La sátira y los trazos cómicos del final de la pieza, sumados a la inteligencia con la que se aprovechan el espacio y sus recursos, consiguen que el espectador salga del teatro con la sensación de haber visto algo que no había visto antes. El culmen de la locura de Sara abraza la locura de su público, que la compadece y la entiende, a partes iguales.
Y tú, ¿has conseguido entradas para «La otra bestia»? ¿Qué te ha parecido?
Laura Echeverria Hermoso: @lauetxh
Imágenes: Cortesía de Nave 10 Matadero ©Jesús Ugalde.