El cantante y compositor tenía que formar parte de este número dedicado a la industria musical. Y es que nadie mejor que Leo Rizzi para desvelarnos todos sus entresijos…
Traje de Arturo Obegero
Traje de Arturo Obegero
El cantante y compositor tenía que formar parte de este número dedicado a la industria musical. Y es que nadie mejor que Leo Rizzi para desvelarnos todos sus entresijos…
Hay quien le define como el cantante español más viral de TikTok. Pero, a pesar de acumular más de dos millones de seguidores en la red social, Leo Rizzi ha demostrado, con cada uno de los temas que componen su repertorio, que no es únicamente el cantante de «Amapolas»…
Sobre todo, lo que me influencia de haber nacido en Ibiza es el hecho de tener que haberme ido pronto y cambiar de lugar cuando era tan pequeño. De hecho, en casa tengo un librito de unos cuentos que me regalaron cuando me fui del colegio con las firmas de todos mis compañeros y de la profesora.
Me he dado cuenta de que he adoptado la personalidad que tengo hoy en día gracias al desarraigo. Al haberme ido tan chiquito de allá y haber conocido luego Uruguay, que a pesar de que hablemos el mismo idioma, se siente muy diferente, algo que me ha dado la capacidad de amoldarme, acostumbrarme a las situaciones, a las personas…
Cuando me fui la primera vez a vivir a España con 15 años me dije a mí mismo que tenía que tirar para adelante, olvidarme de mi pasado y seguir construyendo, pero luego vi que estaba equivocado… Aquello que viviste y los amigos que hiciste no se quedan nunca en un olvido, puedes siempre volver y revivirlo… y eso es lo que estoy haciendo.
Más o menos cada año, intento regresar. Y quiero seguir haciéndolo siempre que pueda, para conectar con mis raíces. Al final, parte de quién soy está allí.
La verdad es que no tengo ni idea (risas). Yo me puse a cantar y, al final, como que las cosas te van llevando. Lo que sé seguro es que lo que siento cuando canto ahora y lo que sentía cuando tenía 13 años, es lo mismo. He crecido y encontrado distintas maneras de poder compartir mi arte, pero mi sentimiento hacia la música no ha cambiado.
Hoy en día las cosas están cambiando. Las propuestas que funcionan son las que tienen más personalidad, más esencia, por lo que ya no depende tanto de dónde te coloquen, sino de quién seas y cómo lo comuniques.
El mercado ha evolucionado y las majors van un poco por detrás a ver qué hacen, pero no creo que se hayan quedado caducas. Al final tienen mucho que ofrecer porque conocen cómo funciona todo. A la vieja usanza quizás, pero siento que se están amoldando a la situación.
Antes igual te ponían en la televisión a una hora concreta y ya ese grupo funcionaba a nivel nacional. Ahora no es así, entonces están en el punto de ver de qué manera pueden acompañar al artista. Quizás les ha pillado un poco por sorpresa, pero últimamente siento que se están haciendo cambios que puede que sean adaptativos y que, al final, sí que aporten en el desarrollo de un artista, que es lo que realmente importa.
Compuse esta canción en mi cuarto hace tres años, con la guitarra y ya está, así que para nada imaginaba que iba a alcanzar el éxito que sigue teniendo. De hecho, subí como cinco vídeos de la canción y, el sexto, de repente, lo reventó. Tanto, que a día de hoy hasta salió en OT (risas).
Sin embargo, y aunque el primer impacto de «Amapolas» fue la viralidad que adquirió en TikTok, me he dado cuenta de que eso no te garantiza nada. Creo que las carreras se construyen desde otros ángulos y que esa pata, por sí sola, no funciona. Tienes que tener otras muchas para que todo eso tenga sentido.
Recuerdo que pasé a la tercera fase y me quedaban como dos más, pero la tercera era la más comprometida. Tenía que irme a Madrid, firmar más cosas… y, cuando me llamaron, dije: «No acepto, lo siento». Me costó un montón decir que no, porque yo quería eso, pero le hice caso a un productor con el que estaba trabajando en ese momento, y menos mal.
Con el tiempo me he dado cuenta de que esa exposición hace que la gente conecte con tu personaje, pero siento que, para mantener esa fama, necesitas esa producción todo el rato detrás tuya. Y, cuando sales de ahí, eso desaparece y te quedas «solo». Recrear ese reality show en la vida real de cada artista es muy difícil, pues te puede llevar a creer que eso es lo importante, anteponiéndose a la calidad musical.
En parte, ahora me alegro de haber hecho las cosas desde la calma para encontrar cómo quiero comunicar mi música, porque cuando sales de ahí siento que tienes que hacer canciones, encontrar tu estilo y demostrar algo continuamente. Quizás ahora sí siento la presión de demostrar, pero ya hice lo que quise desde lo genuino, desde la libertad plena… y eso es un regalo.
Por ahora la amo y, además, me encanta cantarla. Lo que me pasa es que quiero que la gente escuche todo mi repertorio. Siento que cuando tienes un hit, de repente el resto de temas se escuchan, pero se le da mucha importancia a esa canción.
¡El amor me parece una cosa tan emocionante! Me encanta enamorarme y, a la vez, tengo una visión de la monogamia bastante concreta. Siento que el amor debe ser libre para que funcione.
Justo ayer tenía una conversación con una amiga de esto, de cómo transformar las relaciones que en un principio son romantiquísimas, en una cosa que sea más sostenible en el tiempo. Y, para mí, en este momento de mi vida, es mucho más importante generar una red afectiva que tener una pareja, una familia o una casa. Necesito reestructurar esa forma de ver el amor en mi vida. De hecho, en la canción ya tenía esa visión.
Es todo un viaje esto del amor… Ahora, por ejemplo, he estado en Argentina componiendo, me he enamorado mucho y estoy como… ¡No paro de escribir!
Quizás fui el primero que pegué un tema en TikTok en España así de la nada, pero justo ahora no estoy tan pendiente de las redes. Estoy centrado en otras cosas, como crear, tener un discurso y hacerlo desde un lugar real.
A veces te pierdes entre el marketing y dices: «vale, esto es una parte pero, ¿y todo lo demás?» Por ello me estoy centrando en la parte de creación, en encontrar mi personalidad y que sea sostenible a largo plazo, más que en si un vídeo llega a más o a menos gente… Tiktok es muy democrático, en el sentido de que, si subes una cosa que funciona, no hace falta subir contenido cada día, así que subo lo que me apetece. Prefiero que me vean cuando tengo algo que decir, que cuando quiero que me vean para que no se olviden de mí.
Está bien estar presente, pero actualmente hay una necesidad imperiosa de estar super presente todo el rato. Y eso agota. En mi caso, no sé si es porque estoy muy dentro, pero escuchar un tema de otro artista haciendo «scroll» en redes, no me hace entrar en la canción. Es como si hubiera una barrera, algo que grita: «¡estos están haciendo promoción!».
Para mí el álbum ha sido todo un proceso, como tener un hijo casi. Llevamos trabajando en él un año y medio. Creo que es un álbum que tiene muchos matices y un eje temático que lo vertebra. Está inspirado en un cuento que se llama «Pájaro Azul», de Rubén Darío, con el que conecté a nivel muy personal. Cada vez que lo leo me emociono mucho y conecto íntimamente con la esencia de Garcín, pues él me ayudó a entenderme un poco más.
También siento que cada una de las canciones que componen el álbum representa una parte de mí que muchas veces no quiero mostrar, porque la siento muy oscura y muy interna, pero de esta forma he conseguido hacer más llevaderas muchas cosas que tengo guardadas. Por ello, hay canciones muy movidas, algunas más emocionales e íntimas, muchas canciones de amor romántico, otras que igual son más políticas…
Es algo que surge de una conversación con mi padre. Estábamos hablando en la mesa, o más bien discutiendo, porque siempre debatimos y pocas veces llegamos a un punto en común… pero en esa conversación, ambos nos dimos cuenta de que, por más que cada uno quisiera llevar a cabo su movida, seguramente nos estábamos comiendo muchos factores que no controlamos y no funcionaría tampoco.
De alguna forma, es la revolución que uno tiene cuando es joven y quiere cambiar el mundo. Y es que, por más que la quiera llevar a cabo, es absurda en muchos sentidos. Pero bueno, también es como esa utopía que queremos alcanzar… Tampoco es tirar la toalla, sino ser conscientes de que, a veces, somos muy pequeños para pensar tanto en lo grande.
Para mí es muy loco porque no entiendo cómo en la otra parte del mundo, hay gente que paga no sé cuantos dólares por ir a un concierto mío. Hay mucho movimiento y se agradece, porque de esa manera me auguro una estabilidad en la música. Al final, mantenerse en esto es que la gente quiera ir a verte en directo y me alegra. Me hace mucha ilusión.
Además, disfruto mucho con el diseño del viaje del concierto, que a su vez tiene un fuerte componente emocional. Para mí dar un show no es cantar las canciones como en Spotify. De hecho, hago muchas versiones alternativas y me doy la licencia de ofrecer a mi público algo nuevo que quizás le guste también…
Siento que es un año en el que voy a poder decirle al mundo quién es realmente Leo Rizzi, qué mensaje quiere dar y de qué manera. En 2024 todo esto va a bajar a tierra. Van a haber muchas sorpresas…
Texto: Anna Alarcón @_annalarcon
Fotografía: Fede Delibes @fededelibes
Estilismo: Jesús P. Lafuente @jesuslafuente_
Vídeo: Juan Nogales @owen.mov
Grooming: Miky Valles @miky.valles (Another Artists Management)
Asistente de fotografía: Bosco GM @gboscoo
Agradecimientos: La Boreal @espaciolaboreal