Como tenemos ganas de viajar al país andino -y de momento no podemos-, decidimos investigar sobre su gastronomía en la capital y enseguida surge un nombre de entre todos los que se dedican a la cocina peruana: Jhosef Arias. El cocinero, muy bien visto entre sus colegas, se diversifica en su oferta y nos muestra un abanico apetecible que, por supuesto, queremos probar. Aquí nuestras recomendaciones:
Los 10 mejores restaurantes peruanos de Madrid
1. PISCOMAR
No cabe duda de que es el mejor posicionado de sus negocios, y no solo por el edificio decimonónico donde tiene sede, ni por las vistas a bocajarro sobre la Basílica de San Francisco El Grande, sino por la cuidada selección de producto que agasaja la mesa del comensal que se acerca hasta aquí buscando esos sabores del otro lado del océano que seducen nuestro paladar desde el primer momento.
El pisco sour es un imprescindible. Siempre con cuidado porque está tan bueno que te olvidas de que te puede dejar KO.
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2. DELIVERY HUMO
En Humo tienen la capacidad de convertir un simple pollo a la brasa en otra cosa. Perfectamente rustido y con sabor a hierbas y condimentos especiales, este manjar te hará soñar con un día de campo, pero desde tu propio salón. ¿Lo mejor? Te llega con guarnición de unas patatas que están tan deliciosas como el mismo pollo y un surtido de salsas con picante añadido solo aptas para valientes. Sin duda, una solución sencilla y de calidad.
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3. DELIVERY HASAKÜ
Recibimos en casita esta deseada bolsa como si fuera un cofre del tesoro y, al abrirla, pensamos que Japón nos visita en nuestro propio hogar. Sin embargo, al probar el primer maki roll sentimos que es en Perú donde estamos, porque su sabor es una mezcla tan bien fusionada que nos evoca sabores de ambos países. Sin duda, en cuanto lo pruebes, estarás deseando hacer otro pedido.
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4. RESTAURANTE CALLAO24
Nos vamos hasta Arturo Soria para probar este pedacito de Perú y descubrimos un menú que nos apasiona. Empezamos con un tostón de atún para continuar con un ceviche Canalla y no parar ante el tiradito de toro junto a un pulpo braseado. No nos queda estómago para más pero si pudiéramos comer con los ojos, ¡nos comeríamos toda la carta!
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Imágenes: Cortesía de Grupo Jhosef Arias
