Luisa Casati, la primera ‘it girl’. Un siglo antes de que blogs y «street style» se pusiesen de moda, la marquesa Luisa Casati se convirtió en estrella de
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Luisa Casati, la primera ‘it girl’. Un siglo antes de que blogs y «street style» se pusiesen de moda, la marquesa Luisa Casati se convirtió en estrella de
Ni Alexa Chung, ni Olivia Palermo. La primera it girl, que sigue influyendo a numerosos creadores a pesar de los años, fue Luisa Casati. Situémonos: hija de Alberto von Amman, un rico fabricante de algodón, y Lucía Bresci, pasó su infancia aislada debido a su extrema timidez -aunque quién lo diría luego- entre museos y galerías, despertándose en ella el amor por el arte. Pero esto no era lo único que llamaba su atención: le fascinaban también las excéntricas celebrities de la época, como la actriz francesa Sarah Bernhardt.
Muy joven, heredó junto a su hermana la mayor fortuna de Italia y se casó con Camilo Casati, Marqués de Roma, con el que tuvo a su única hija. Antes de convertirse en la primera mujer italiana separada legalmente, Luisa ya se había fugado con el poeta Gabriele D’Annunzio y, a falta de un Sálvame Deluxe, su relación ocupaba las columnas de toda Europa. Fue entonces cuando la marquesa dio un cambio radical a su estética, creando un personaje que le permitiera cumplir su deseo de ser una obra de arte viviente.
Se estableció en un palacio veneciano, que mantenía en ruinas a conciencia, y coleccionaba una larga lista de animales salvajes. Por las noches, paseaba desnuda junto a sus dos guepardos, solo cubierta por una piel de tigre, y solía llevar serpientes (vivas, claro) a modo de collar. En una ocasión, llegó a aparecer en una de sus fiestas con plumas blancas manchadas de sangre fresca -ríete tú de Lady Gaga-, provocando desmayos varios entre sus invitados.
Sus excentricidades y escándalos eran una fuente constante de ideas para escritores y artistas. Marcó profundamente a Elsa Schiaparelli y Coco Chanel, posó ante el objetivo de Man Ray y fue retratada por numerosos pintores. Tras dilapidar su fortuna en fiestas, joyas y mascotas, pasó sus últimos años de vida en Inglaterra, mantenida por su familia y un gran grupo de fieles amigos. Pero antes, se convirtió en un icono que sigue presente en la actualidad, inspirando la famosa pantera de Cartier o algunas de las creaciones de John Galliano para Dior. Así que podemos decir que Luisa Casati consiguió lo que quería: ser inmortal a través del arte.
Si quieres saber más sobre Luisa Casati, no te pierdas el libro de Marta Robles «Luisa y los espejos».
Ana G. Ramos