Hablamos con María Bernardeau sobre sus proyectos más personales y hacia dónde gira su vida profesional ahora mismo.
Imagen: ©Andrés Gar Luján
Imagen: ©Andrés Gar Luján
Hablamos con María Bernardeau sobre sus proyectos más personales y hacia dónde gira su vida profesional ahora mismo.
Desde pequeña siempre me ha gustado mucho ayudar y meterme en la piel de otras personas. He estado en diferentes voluntariados, ayudando a los que lo necesitan… pero cuando vi que la interpretación era una forma de vivir otras vidas y trabajar con lo más preciado que tenemos, que es el cuerpo y las emociones, termine de darme cuenta.
De hecho, el arte es lo que me ha movido siempre. Comencé a pintar desde muy pequeña y enseguida me di cuenta que un pincel y un lienzo en blanco me acompañarán toda la vida.
De niños nos preguntan qué queremos ser y en la adolescencia sentimos la presión de decidir algo en concreto, preocupándonos más por las salidas profesionales que por nuestras pasiones o habilidades. Nos quieren encasillar, teniendo que elegir un camino… ¡parece que no se puede ser científica y artista!
En mi caso siempre he echado de menos tener la posibilidad de mezclar materias que no tienen nada que ver, porque creo que eso nos enriquece. Cuando pinto también estoy interpretando experiencias, historias…
Comencé tuneando prendas que ya tenía porque era una forma de hacerlas mías y de sentirme más cómoda con ellas. Somos una sociedad muy consumista y me di cuenta de que podía reciclar mi ropa y transformarla para así consumir menos. Poco a poco, a través de la carrera, aprendí a diseñar y me di cuenta que disfrutaba mucho de todo el proceso, desde el diseño, a la búsqueda de materiales, el patronaje, coser…
Sin embargo, de lo que más disfruto es de comprar los materiales en los pequeños comercios de mi barrio de toda la vida porque son momentos que comparto con mujeres llenas de experiencia y que llevan trabajando en sus mercerías desde siempre. Son de las que más aprendo.
Me inspiran muchas diseñadoras como Iris Van Herpen, Paloma Wool, Elena Velez, Cósima Gradient… Menos mal que a las mujeres poco a poco se le está empezando a dar el lugar que se merecen en el mundo de la moda y en el arte.
También me inspiran los viajes, las diferentes culturas, las mujeres de mi familia, mis amigas…
Tengo la suerte de que disfruto tanto mi trabajo de actriz y de pintora, que se convierten en ocio. Vivir de lo que te gusta siempre es lo mejor, así que no me importaría que esta faceta también de convirtiera en profesión o viceversa.
Ahora estoy en un proyecto que empezaremos a rodar en junio, rodeada de gente maravillosa y con muchísimas ganas de poder contarlo.
También estoy con otro proyecto que estoy desarrollando a mayor escala. Se trata de un colectivo artístico multidisciplinar llamado «Las Ninias», que he creado junto a Carmen Rojas. A partir de la performance, la danza, el teatro, la pintura y la fotografía, ponemos el cuerpo al servicio de una figura colectiva que nos interpela a todas. Nuestra propuesta de investigación performativa tiene que ver con el efecto de la niñez en los flujos de deseo del espacio público.
Asimismo, buscamos plantear líneas de trabajo que interpelen a aquellos que desde el poder desean que nuestro cuerpo siga siendo cometido, controlado, castigado. Nuestro objetivo es reivindicar todas esas violencias a las que nos enfrentamos en el espacio público diariamente y poder abrir las puertas a la posibilidad esperanzadora de que conseguiremos vivir nuestros cuerpos desde actitudes y emociones distintas, que sean amables y sostengan nuestras potencias.
Mi objetivo es poder aportar y luchar por las cosas necesarias. A nivel personal, estoy muy satisfecha con todo. Soy muy afortunada de poder estudiar y trabajar de lo que me gusta.
Siempre es muy difícil definirse a uno mismo… Yo soy una persona muy crítica, así que prefiero que lo haga mi abuela por mí (risas).
Texto: Alba Ramos @alba_rr22
Fotografía: Andrés Gar Luján @andresgarlujan
Maquillaje y peluquería: María Verano @mariaverano.mk