vanidad quote 4 abril El perdón es algo muy complicado, si hablamos del perdón de verdad, claro. En muchas ocasiones lastimamos a otros y luego creemos que si pedimos perdón ya todo está solucionado, como si fuese un comodín del público, como si fuera una trituradora de papel, lo metemos en la máquina de deshacer embrollos y ya no existe... Pero no es tan fácil. El perdón está muy ligado al rencor, en cierto modo y a la capacidad empática que cada uno de nosotros poseemos. No siempre resulta sencillo ponerse en la piel del otro y saber cómo se siente, en qué piensa, qué le duele. No siempre es cómodo darse cuenta de que hemos hecho algo mal y que le debemos una disculpa a alguien. Vivimos en un mundo un tanto egocéntrico en el que nuestros valores en ocasiones nos confunden, nos enseñan tanto a guiarnos únicamente por nuestros pensamientos, que luego somos incapaces de reconocer nuestros fallos, y los tenemos, claro que los tenemos. Hemos de tener en cuenta también, que del mismo modo, al pedir disculpas, puede que la otra persona no nos conceda el indulto, y sí, también está en su derecho de no hacerlo, por mucho que nos fastidie. Nietzsche hablaba sobre la razón, contemplándola como algo que no existe de manera suprema y que cada persona posee de manera individual. Que no hay bien ni mal, cosas bien hechas o mal hechas, pensamientos únicos e irrefutables, siempre en cuando, supongo, ninguna de las partes salga mal parada, porque si alguien sufre no creo que se encuentre en igualdad de condiciones. Otra cosa, cuando nos piden perdón, si lo concedemos, debemos hacerlo con todas sus consecuencias. Es igual de difícil pedirlo que otorgarlo y no sirve de nada permitirse el beneplácito de la duda, si resulta que a la primera de cambio volvemos a ese estado anterior en el cual el problema no había sido solucionado. Hay muchas personas que son incapaces de perdonar y muchas más que son incapaces de olvidar. Olvidar de verdad, pasar página, tirar recuerdos, reescribir, abortar, esfumar... Es una ardua tarea en la cual los sentimientos nos pueden jugar una mala pasada. También hay que considerar que hay situaciones irreversibles, por mucho que no comprendamos, en las cuales no se puede volver atrás. En definitiva, el perdón no siempre es la llave para resarcirnos de nuestros errores y abordar la vida desde una perspectiva impune. El perdón es la clave que nos hace percatarnos de nuestros errores y nos concede una segunda oportunidad, ahora bien, en nuestras manos está saber aprovecharla o no. Y otra cosa, no es infinito, no es una goma de borrar. Así que aprende a administrarlo bien y sobre todo, intenta no fallar demasiado. Está en tus manos. IMG_2087

 

Alejandra Remon – @alejandraremon