Años fingiendo ver los documentales de La2 para no quedar de catetos mientras llamábamos con pasión a un 902 para que expulsaran a Fulanito de Tal de la casa de Gran Hermano... Para que ahora estemos contando los días hasta el estreno de la nueva temporada de Making a Murderer. ver-documentales-sin-ser-un-friki_ima1_-documentales_intro Y es que el documental se ha convertido en un imprescindible en nuestras parrillas on demand. No sólo de Juego de Tronos vive el hombre así que nos ponemos a analizar por qué ahora nos ha dado por ver documentales. ¿Nos habremos vuelto unos intelectuales? porque yo quiero seguir cazando Pokémons...

La importancia de contar bien las cosas

Todos podemos entender la diferencia que existe entre dos bolas negras y dos negras en bolas -busquemos las unas o las otras- y es que las cosas no son lo mismo si lo cuentas de manera distinta. Y queridos, esto es lo que nos pone. ver-documentales-sin-ser-un-friki_ima2_-documentales_sugarman Si os cuento que hay un tipo que grabó un disco que era la bomba pero no lo escuchó nadie y nunca triunfó en la música ¿cómo os quedáis? Pues como estabais claro, porque es una historia de mierda. Pero si os digo que el mítico Sugar Man emprendió una investigación para saber más sobre un hermoso disco que llegó de casualidad a una pequeña tienda de Sudáfrica, y que a través de sus canciones consiguió dar con aquel músico al que todos daban por muerto y que gracias a esta búsqueda consiguió tocar para miles de personas y cumplir su sueño. Pues coño, le damos un Oscar. Nos gustan las historias, las historias bien contadas. Porque, si se hace bien, a veces si es mejor contarlo que vivirlo - Meritxell -.

¡Ojo que nos la cuelan!

El documental tiene el morbo de que, a priori, es cierto. Y digo a priori porque no podemos creernos todo lo que un documental nos cuenta por el hecho de ser un documental. Es como reírse con una peli de Adam Sandler. No insinúo que los documentales nos mientan... bueno sí. Cualquier forma de expresión tiene la capacidad de interpretar la realidad, por muy basado en hechos reales que esté. ver-documentales-sin-ser-un-friki_ima3_-documentales_making Y es que no es lo mismo ver a Steven Avery dando de comer a una camada de gatetes recién nacidos, que verlo con la mirada perdida mientras come pizza semidesnudo en el porche de su casa de Manitowoc. La voz en off ya puede decir misa que, tal y  como somos, al primero lo beatificamos y al segundo lo metemos en Guantánamo a escuchar lo último de los Gemeliers. Si no me creéis echadle un vistazo al trailer de la nueva serie de Netflix Amanda Knox.

Aunque seamos flexibles

ver-documentales-sin-ser-un-friki_ima4_-documentales_mando Cuando un documental está bien contado salta la chispa. Nos enganchamos a los personajes, nos intriga lo que esté a punto de suceder y nos sorprende aunque conozcamos al dedillo la historia (resistente incluso al irrefrenable estímulo de leer la wikipedia). Hay que dejarse llevar. El documental necesita contar una historia, necesita conflictos, personajes con los que empatizar y a los que odiar. Necesita héroes y villanos aunque a veces estén fabricados con pinzas. Es como lo de las adaptaciones de los libros. A veces se inventan personajes que no existían en las páginas, cambian el final y cosas de este estilo. Odio a la gente que da la trisca con que el libro era mejor. Si te gusta más pues no se, cásate con él, pero déjanos disfrutar de nuestra película.   En definitiva, ved lo que os dé la gana, que yo me voy a poner un rato La2 a ver si cazo alguna tendencia... Que luego ponen Saber y Ganar en Netflix y os volvéis todos fans.   Juan Francisco Miguel - @JuanFranMiguel