Conviene saber que Medina es uno de los pocos artesanos y restauradores que anidan en la capital, y nuestro predilecto. Hace ya tres años, el extremeño reformó un antiguo garaje del excéntrico barrio de Malasaña y lo convirtió en el acogedor taller en el que trabaja y recibe a los clientes más simpares. La visita que le hizo Sarah Jessica Parker este verano ha dado pie a vastos ríos de caracteres. Las herramientas con las que trabaja Javier son auténticas reliquias; vestigios de otro tiempo típicos en los oficios de la espartería y la cestería, que él tan bien conoce. Especializado en la elaboración de espejos y cabezas de animales –sus ya emblemáticos “trofeos ecológicos”-, protege una faena puramente autodidacta y hecha a mano. Utiliza materiales como el bambú, el mimbre, el ratán o la fibra. “He querido recuperar las técnicas tradicionales, adaptándolas a los tiempos que corren”, nos cuenta. No entiende por qué tiene que actualizar tanto sus redes sociales y el día que una agencia de talentos se puso en contacto con él para representarlo, alucinó. Siempre había buscado dedicarse al trabajo creativo, no obstante. Hijo de un zapatero, Medina ha estudiado restauración de mobiliario. Entre apuntes, en el año 2014, hizo sus primeros espejos de sol en médula. “Los trabajaba en casa de forma personal. Un día los colgué en Instagram y tuvieron mucho éxito. Y empezaron a lloverme pedidos, y varias revistas se interesaron por mi trabajo…”, explica. En cuestión de meses, la demanda fue tal que hubo de buscar oficina. Sus creaciones cotizan en las mecas del asfalto; en países como Holanda, Portugal, Estados Unidos y por supuesto España; y gozan del patrocinio de las biblias de decoración e interiorismo. Luceral ha dado con la panacea. Regalará arte. Los artículos de Javier Sánchez Medina son únicos, ideales para los amigos y familiares más exigentes. El presente perfecto, cortesía de un artesano contemporáneo.
Alejandro Bernad – @alejandrobernad Imágenes: Instagram @javiersanchezmedina