Cuando reúnes a cerca de 300 amigos el día de San Valentín, cualquier cosa puede ocurrir. El pasado miércoles, Vanidad celebró el amor por todo lo alto: primero en la tienda de Tiffany & Co., entre increíbles joyas de temática romántica, y después en el Club Changó, no muy lejos de la legendaria boutique, donde cócteles y canapés discurrieron (en repeat) hasta altas horas de la madrugada.
“Cuánta gente guapa hay”, comentasteis muchos, y con razón. En ambas localizaciones se dieron cita grandes bellezas. Personalidades relacionadas con la moda y la cultura e incondicionales varios, los camaradas más atractivos.
El personal a cargo del catering, preparado por la genial Samantha Vallejo-Nágera, quitaba el hipo. ¿O no? “Pero… ¿son modelos?”. Imposible negarles una copa. Guapísimos los camareros, también. Así pasó que el icónico azul Tiffany (concentrado en copas Martini) pronto se nos subió a todos a la cabeza. Uno miraba la escena y veía a Antonia San Juan, a Antonio Albella, a Alejo Stivel… Y brindaba. Los protagonistas de la noche, las parejas de influencers que figurarán en el editorial central de nuestro próximo número en papel, a la venta en abril, brillaron tanto como los anillos, pendientes y collares de diamantes que albergó el espacio. Faltó Audrey y ya. Los Palomos llegaron tarde. Justo a tiempo para Changó. Allí, en el meollo de la ciudad, continúo la fiesta. Con pasteles y macarons, al estilo María Antonieta, y música del DJ Vicente Gallar.
Costaba coger cupcakes por miedo a destrozar el montaje. “Qué bonito por-fa-vor”, oímos. Mario Vaquerizo llegó a la sala y el público entró en calor. De la mano de Silvia Superstar pasó por el photocall y nos regaló un puñado de imágenes para el recuerdo.
La moto. “Divertidísima”. En ella tuvieron lugar infinidad de declaraciones de amor. La estela de la barra libre... Y así, al ritmo de Step by step de Whitney Houston, la velada terminó. Cuánta gente guapa hubo, sí, y qué divertido fue. La ocasión lo merecía. ¡Por San Valentín!
Redacción Vanidad - @vanidad
Vídeo: Domingo Fernández Fotografía: Abel Trujillo y Guille Sola
