¿Sueñan los hipsters con niños modernos? ¿Imagina esta tribu urbana de modernos malasañeros y bornescos cómo le quedarán a sus vástagos las gafas de pasta y la ropa de saldo? Quizá esa pregunta ya no tenga ni sentido. Una de las médicos más populares de la televisión británica, la doctora Hilary Jones alertó hace p0co de que la manía que tienen los modernos de llevar pantalones pitillo, cuanto más ceñidos a la pierna y al paquete mejor, les va a dejar los testículos tan destrozados que a este paso van a terminar todos infértiles perdidos. Los males asociados a unos vaqueros pitillo son, según lo dicho por la doctora Jones, tan numerosos como turbadores: primero, que tener los testículos tan, tan pegados a la entrepierna tiende a sobrecalentarlos, lo cual es letal de necesidad para los espermatozoides. Luego, para los más abonados a la prenda, están las deformaciones testiculares, infecciones urinarias, problemas con la vejiga... Todos ellos, asevera la doctora Jones, problemas con los que ella se encuentra cada vez más. Es más: un estudio reciente llevado a cabo por Tena for Men revela que uno de cada 10 hombres en el Reino Unido ha sufrido alguna molestia por llevar pitillo.
La solución recomendada es tan sencilla como "dejar cuanto más espacio mejor en esa zona. La salud va por delante del estilo" (cabría responderle que si anteponer la salud al estilo nos habría dejado sin moda ni tendencias hace ya mucho tiempo. Imaginemos a David Bowie o a Grace Jones siguiendo ese consejo. Pero ese debate es para otro día).
La cosa, eso sí, hay que ponerla en contexto. Sí, lo que dice la doctora Jones tiene sentido sobre el papel. Y, sí, ante los problemas de superpoblación del mundo, más de uno elegiría a los modernos urbanos como colectivo a esterilizar. Pero la leyenda urbana de la generación de modernos infértiles llevando surgiendo y olvidándose desde que los vaqueros pitillo se pusieron de moda en los años 70.
Además, nunca ha habidoi pruebas de que esto sea cierto en ninguna de las ocasiones en las que ha surgido esta leyenda. Los Rolling Stones, por ejemplo, solían enfundarse en prendas aterradoramente pequeñas y, que se sepa, su vida sexual se vio resentida por ello. Y los responsables fácticos del retorno de los pitillo, los Strokes, han tenido descendencia sin el mayor problema. Puede que sean exponentes de una nueva generación de súper hombres resistentes a los vaqueros pitillo, como haciendo alarde de un darwinismo genital que luego nos llegará a los demás mortales de entrepierna acalorada y salvará a la raza humana. O puede que la doctora Jones esté siendo un poco alarmista. Ahí ya cada uno. Tomás Castroviejo