Prometheus, que rima con Amadeus
Por fin se ha dejado de tonterías, de Robín de los Bosques, de Russell Crowe y hasta de Nicolas Cage (uf) y ha vuelto a ponerse el traje de emperador de ciencia-ficción de los domingos. Y lo hace por la puerta grande, con una precuela (o similares) de “Alien” que, aparte de majestuosos paisajes cósmicos que harían las delicias del difunto Ray Bradbury, plantea no pocos interrogantes casi metafísicos como para que se te corte el gazpacho si te pones a meditarlos. Eso, además de un espectáculo a la antigua usanza, con viajes alucinantes al corazón del universo, terror crionizado y batallas a láser partido (bueno, casi).
“Algo que me daba vueltas desde que hice ‘Alien, el octavo pasajero’ era el misterio que rodeaba a esta criatura. ¿Quién era? ¿De dónde procedía? ¿Cuál era su misión? ¿De qué tipo de tecnología disponía su especie? Pensé que este tipo de cuestiones podría proporcionar un punto de partida para ideas aún más interesantes”, señala Scott. Y no solo ideas, sino prácticamente un olimpo galáctico con todas las letras y que ha traído de cabeza a no pocos especialistas genéticos y astrofísicos. “Como consecuencia del proceso creativo necesario para desarrollar el filme, emergió una nueva y grandiosa mitología, en la cual acontece esta original historia. Los fans más incondicionales reconocerán ciertos elementos del ADN de ‘Alien’, por decirlo de alguna forma, pero las ideas abordadas en este filme son absolutamente únicas, provocadoras y de muy largo alcance. ‘Prometheus’ es la particular historia de género que yo estaba buscando”.
Si a esto le añadimos un reparto de campanillas, con Noomi Rapace y Charlize Theron al frente, y con un Michael Fassbender como androide demasiado humano, tenemos una fascinante y enigmática película de bastante largo recorrido, aunque los años no pasan en balde para un Ridley Scott zarandeado en mil batallas, algunas puras escaramuzas. Esperemos que siga la racha con “Blade runner 2”, aunque esa da sustito.
Paul Vertigo