¿Quién es ese hombre? Esa es la pregunta que todos y todas se harán en cuanto vean al nuevo Clark Kent aparecer en la pantalla, y sino fijaros en uno de los comentarios que se hacen sobre él al final de la película. Pues es ni más ni menos que el que fuera la mano derecha de Enrique VIII en "The Tudors", Charles Brandon, o lo que es lo mismo el británico Henry Cavill. Aquí está correcto en su interpretación, y su físico hace el resto (no nos engañemos, por algo se llama la película “ El hombre de acero”) Amy Adams es la nueva Lois Lane, y aquí está más dura y decidida de lo que nos tiene acostumbrados con sus papeles de tímida y dulce. Russell Crowe y Ayelet Zurer (Sophia en Ángeles y demonios junto a Tom Hanks) son los padres biológicos, mientras que Kevin Costner y Diane Lane son la pareja de granjeros que se encarga de criarlo en la Tierra, mejor dicho en Kansas. Su madre, la terrícola, en las pocas líneas y planos que tiene, demuestra lo buena que es en lo suyo; porque el resto de sus progenitores quieren ser tan emotivos que en vez de transmitir, crean el efecto contrario. Michael Shannon, el agente Van Alden de la serie "Boardwalk Empire", su archienemigo, el general Zod, aquí es malo, malo, y está loco, loco; y por lo tanto brillante en su papel.
Más emotiva que las anteriores, los recuerdos de infancia y adolescencia cuando el pequeño Clark empezaba a comprender no era como los demás la hacen diferente a las anteriores y la mejora en cierta parte; prestar atención a los flashbacks del armario y del autobús. Las explosiones, los derrumbamientos, los incendios y demás desastres desarrollados por los efectos especiales y el 3D, son muy espectaculares al principio, pero muy pesados al final. Una película que más allá de los puñetazos y detonaciones; habla sobre lo difícil que es aceptarnos y entendernos a nosotros mismos y la gran recompensa que obtenemos cuando lo logramos. Irene Chaparro Felix