Existe la posibilidad de que el deporte a la gente le resbale hasta decir basta, pero aquí estamos para hablar de música. Que me aspen si, en la ceremonia inaugural de Londres 2012, los melómanos y amantes de la música esperaban ansiosos a que saliera a escena el siempre enorme David Bowie. En realidad, fue lo que faltó a una celebración de la cultura pop que hizo que todos los que nos venimos arriba con los pentagramas contemporáneos estuviéramos poco menos que dando brincos en el sillón de casa. Porque, señores, actuó hasta el mismísimo Paul McCartney. Historia viva de la música (para compensar, en la de clausura actuaron las Spice Girls, es cierto, pero… ¿acaso no son ellas ya también parte de esa historia?). Y no solo eso, sino que se marcó ni más ni menos que "Hey Jude". ¿No os da por pensar quién o quiénes llevarían a cabo tan noble tarea caso de celebrarse los Juegos en Madrid algún año de estos? Nos gustaría pensar que en Madrid 2020 todo sería de nivel, que la ceremonia inaugural contaría con la presencia de músicos de renombre -o, mejor dicho, de calidad-, o de algún representante decente de nuestro riquísimo folclore. Y es posible que así sea, no perdamos la fe. Hace algo más de 20 años (que se dice pronto), alguien tuvo la maravillosa idea de juntar sobre un escenario a dos personalidades tan enormes -y al mismo tiempo tan distintas- como Freddy Mercury y Montserrat Caballé. Todo talento genuino, todo pasión. Impagable. E irrepetible. El terreno de la canción olímpica está lleno de perlas imperecederas, aunque para muchos, desconocidas. Desde que en las olimpiadas de Montreal 76 se comenzase con la bonita tradición de componer un himno con letra para cada ocasión (aquel en concreto lo interpretaba un jovencito de 15 años con la voz sospechosamente aguda hasta para su edad), son muchos los temones creados ad hoc para tan señalado evento deportivo. Hasta el mismísimo Giorgio Moroder, de un tiempo a esta parte en boca de todos por ser artífice de uno de los temas más gloriosos del desigual "Random Access Memories" de Daft Punk, compuso la melodía de lo que fuera la banda sonora oficial de Los Angeles 84. Y Gloria Estefan, claro. Cómo no iba a estar Gloria Estefan metida en este jugoso ajo que son las Olimpiadas. Concretamente en las de Atlanta 96. Y no precisamente con un ritmo caribeño, sino con un baladote épico extrañamente familiar. Sí, a esta lista le falta una samba, o en su defecto, un “algo” que invite a bailar. Veremos a ver qué tal se lo montan en Río 2016. ¡Que comiencen los Juegos! María Bernal