No hay que viajar muy lejos para encontrar las creaciones más actuales. Dentro de nuestras fronteras, Zaragoza se ha convertido en una referencia mundial en arte urbano. Cada año, artistas nacionales e internacionales vistan esta ciudad, brocha o aerosol en mano, para celebrar el Festival Asalto.
Festival Asalto Festival Asalto
Con técnicas muy variadas -graffiti, muralismo, plantillas, stickers, fotografía, artesanía digital…- convierten la calle en su taller de trabajo, las construcciones en su lienzo y a los viandantes en el mejor público para su galería.
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Un arte a una escala muchas veces impensable en un formato tradicional. Creaciones únicas que modifican nuestro entorno y nos descubren rincones coloristas en lugares que antes pasaban desapercibidos. En su octava edición, el Festival Asalto es más que una muestra de arte urbano. Se trata de un festival que propone explorar y redescubrir el entorno urbano a partir de actividades, acciones y experiencias que transforman la ciudad y le dejan un legado artístico único.
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Una de las intervenciones que más ha sorprendido ha sido la de Rosh, artista que habitualmente tiñe de color pequeños espacios urbanos. Convierte rincones y esquinas manchadas de grasa u orina en sus peculiares y coloristas obras de arte. Este año adaptó su técnica al gran formato, invadiendo la fachada completa de un edificio con un resultado espectacular. El mural del mejicano Seher cubre de color y movimiento toda la medianera de un edificio visible desde la plaza del Pilar. Pretende generar estados de ánimo positivos en los espectadores que observen cada detalle de su obra .
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Además, dentro del proyecto Recover the streets, se transformó un solar abandonado en pleno Casco Histórico en un espacio polivalente para la convivencia de los vecinos. El colectivo Todo por la Praxis desarrolló un taller de construcción colaborativa en el que los asistentes pudieron fabricar mobiliario urbano in situ. El resultado: palés y troncos decorados convierten el viejo solar en un patio comunitario para el disfrute de los vecinos. Inés Garp