Después de la tempestad con sabor a romería “todo a cien” de la Fiesta del Cine (si la gente tuviera tantas ansias de buenas películas no les importaría el precio, como ocurre con videojuegos carillos como “GTA V” o el muy cinéfilo y también “femenino” “Beyond: dos almas”), llega la calma a la cartelera. Aunque el resacón no lo es tanto, ya que aterriza una de las películas más prestigiosas de la temporada: “La vida de Adèle”, una señora Palma de Oro del último Cannes que, inevitablemente, nos recuerda, y no solo por el título, a esa maravilla francesa que vimos en, ay, el añorado Renoir Cuatro Caminos (cómo envejecen de golpe los cines recién cerrados) llamada “La vida soñada de los ángeles”.
"La vida de Adèle"
Aquí, desde luego, la cosa va por derroteros más terrenales y prosaicos (por explícitos), aunque también hay sueños pegados a los rostros de las protagonistas, sobre todo en la inolvidable primera escena, entre sábanas y escarcha, de diez minutos con sabor a nouvelle vague. Después de algunos asaltos de tanteo, Abdel Kechiche da en el clavo con una historia brutalmente honesta alrededor de la relación sentimental entre dos adolescentes, la dubitativa Adéle y la arrolladora Emma. Adaptación de la novela gráfica “Blue”, de Julie Maroh, “La vida de Adèle” pasa en un suspiro sus 175 minutos de eslora, básicamente por la entrega y el estado de gracia de sus actrices, sobre todo Adèle Exarchopoulos. Y, hablando de mujeres de cine, no nos olvidemos de otras primeras damas dentro de la cartelera de hoy: Annette Bening en “La mirada del amor”, Toni Collette en “El camino de vuelta” y, sobre todo, Nora Navas (competencia más que directa de Marian Álvarez para el próximo y reñidísimo Goya a la mejor actriz) en “Todos queremos lo mejor para ella”, la nueva, esperada y notable película de Mar Coll (“Tres días con la familia”). Incluso metemos en el mismo cofre a Sandra Bullock, revitalizada gracias a “Gravity”, aunque “Cuerpos especiales”, su estreno de la semana, sea una chufa chundaratera. Ah, las mujeres. Ya lo dijo el viejo Bukowski, todo un experto en la materia: “Mientras los hombres veían el fútbol, bebían cerveza o jugaban a los bolos, ellas, las mujeres, pensaban en nosotros, concentrándose, estudiando, decidiendo, si aceptarnos, descartarnos, cambiarnos, matarnos o simplemente abandonarnos“. Amén, maestro. Paul Vértigo