A veces cotillear es bueno. Me explico, yo cotilleo mucho, no por el patio de vecinas, pero sí en Pinterest y en Instagram. Y así, hurgando en las fotos de interiores que le gustan a los que a mí me gustan y más allá, encontré la foto de una silla mecedora cuyo diseño me pareció perfecto. Le di un “me gusta”, porque no me permite dar dos y no existe el “me rechifla”. Y cuando hurgué más a fondo para hacerme seguidora, descubrí que me rechiflaban todas sus fotos: sillas, lámparas, cómodas, percheros, estanterías, etc. Fue amor a primera vista.
One Forty Three One Forty Three
La cuenta era la de One Forty Three. Ellos son Logan y Roxy, pareja y residentes en Las Vegas, que decidieron terminar y amueblar la casa que habitan con sus propias manos. Buscaban conseguir muebles diferentes, adaptados a sus gustos y necesidades, todo un reto. El padre de Logan era carpintero y le enseñó a fabricar armarios, el resto lo aprendió por su cuenta. Según dice él mismo, “todo es ponerse”. Así que se puso a soldar, pegar, plegar y barnizar.
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Moldeando madera laminada, elaboran sillas, mecedoras y chaise-longe de líneas sensuales, con un estilo que nos recuerda al diseño de la primeras décadas del siglo XX. Utilizan roble, nogal, cerezo y abedul para dar diferentes acabados a sus piezas. Combinan la madera con tubos de hierro en patas y asas, y con cojines tapizados en cuero o fieltro en tonos neutros. En madera destacan también sus cómodas y armarios de pared, prácticos y encantadores al mismo tiempo.
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Además de las sillas, de OFT me enamoraron sus lámparas; de techo, de pie, de mesa, y mis preferidas: apliques de pared con brazo móvil. Están pensadas en su mayoría para bombilla vista, de esas incandescentes con filamento de carbono que empiezan a ser difíciles de encontrar. Cables trenzados de colores, casquillos de madera laminada y brazos de latón integrados en diseños delicados y perfectos, cuidando hasta el último detalle.
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Muebles para espacios serenos, sin estridencias. Encajan perfectamente en ambientes sencillos, carentes de excesos y sobrados de estilo. Diseño inteligente y sin aditivos. Es inevitable no compararlos con el matrimonio Eames. Estos Ray y Charles de nuestro tiempo tienen blog y tienda online. Todavía no les edita Vitra, pero todo se andará… Decía que cotillear a veces es bueno, y es que la curiosidad y la experimentación son la clave de esta pareja de artesanos del siglo XXI.
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Inés Garp (@InesGarp)