Mientras en los años sesenta del siglo veinte la Avenida Madison de Nueva York revolucionaba la publicidad, la Universidad Washington de San Luis (Missouri) revolucionaba la intimidad de todos los Estados Unidos gracias a la sorprendente, pionera y valiente investigación científica sobre la sexualidad emprendida por el ginecólogo William Masters y la psicóloga Virginia Johnson. Un estudio polémico y revelador cuyo interés sigue tan vigente medio siglo después que ha permitido publicar un libro y, a partir de éste, realizar una serie de televisión con muchas papeletas para estar, como mínimo, nominada a todos los premios a los que suelen aspirar las más grandes. Y es que, honestamente, "Masters of sex" (Showtime en Estados Unidos y Canal + en España) tiene todo lo que se le puede pedir a una buena serie: un impecable apartado técnico, un buen guión, unas magníficas interpretaciones, un ritmo adecuado, unas tramas bien construidas…Por tener, tiene hasta unos créditos iniciales simplemente magistrales. Si a eso le añadimos los detalles de serie totémica (un diálogo brillante, un plano genial, una perfecta actuación sin palabras, una escena inolvidable…) que aparecen cada vez con más frecuencia conforme avanzan los capítulos, podemos hablar no ya de una de la series del cuatrimestre, sino una de las series de la temporada. Lo cual no quita que aún sea pronto para auparla al Olimpo donde están "Breaking Bad", "Mad men" y compañía.
"Masters of Sex"
Sin embargo, el gran interés de "Masters of sex" no reside en lo bien hecha que está, ni en la frescura y valentía con que aborda la sexualidad, ni en las tensiones sexuales (resueltas o no) que vinculan a sus personajes, ni en las soberbias actuaciones de Michael Seen (Masters) y Lizzy Caplan (Virginia). El mérito principal de esta serie es hablar, en el fondo, más allá de la capa sexual, de los afectos; de cómo y por qué nos relacionamos; de las diferencias entre desear, querer y amar; de cuánto puede decirnos el cuerpo sobre el pensamiento y los sentimientos; de cómo la ciencia puede ahondar en lo más íntimo de nosotros: nuestras almas. "Masters of sex" es una serie que se pregunta sin tapujos y con elegancia si es posible conquistar la felicidad en la cama y el orgasmo fuera de ella. Por eso, superando el atractivo del festival de cuerpos y situaciones íntimas que aparecen en la serie, ésta adquiere una gravedad e importancia magistrales cuando toca algo aún más íntimo, misterioso e incómodo que nuestra propia anatomía y sexualidad: nuestra capacidad para sentir y hacer sentir. Así, del mismo modo que Masters y Johnson se emplearon a fondo para descubrir cuánto nos puede decir el cuerpo sobre el placer y la felicidad, "Masters of sex" pone todo su empeño para enseñarnos cuánto nos puede decir una serie de televisión sobre nosotros mismos, ya viviéramos en los 60 del pasado siglo o en 2013. Quizás porque la intimidad nunca pasa de moda. O quizás porque, simplemente, es una serie muy, muy buena. Javier Crespo Cullell