"El Consejero" de Ridley Scott, el estreno de la semana.
Ya te vale, Ridley Scott. Después de dejarnos a todos con la mosca detrás de la oreja gracias a ese salpicón-galimatías de calamares en su tinta de “Prometheus” (quizá la película más decepcionante de los últimos tiempos, vista la sombra de su ilustre precedente "Alien"), ahora nos despacha otro caramelo envenenado, “El consejero”, tal vez el filme más desconcertante del año, y ya sabemos que, en general, los críticos de cine responden al desconcierto con su mecanismo de defensa habitual: echando espumarajos por la boca. Pero, antes de hincar el diente al solomillo de la semana, pongámonos un poco en antecedentes, cosa que hablando de Ridley Scott trae cola. Tirando los dados desde el cubilete su impresionante filmografía, podemos escudriñar la conexión del director de “Los duelistas” con el género negro, en sus más correosas variantes. Por ejemplo, el noir-neón futurista de su majestad “Blade runner”, el thriller sobremesino de “La sombra del testigo”, el policiaco con chupa de vinilo manchada de tallarines de “Black rain”, la ópera mafiosa de “American gangster” o el enredo de espionaje de “Red de mentiras”. Eso, sin olvidar ramificaciones y conexiones periféricas en “Thelma y Louise” o “Los impostores” (y, ya que pillamos pelis por los pelos, ¿”Robin Hood” no lanzaba la flecha a seguir del thriller medieval?). Ahora va a resultar que Scott no ha hecho otra que cosa que cine negro en su vida aunque, para algunos teóricos talibanes, el séptimo arte solo se compone de un único género: el western. Bueno, y Shakespeare. Pero dejémonos de cosas descabelladas y hablemos de “El consejero” (valga la redundancia), una cinta (de lomo y tomo, o viceversa) que bien podría tener la mayor reunión de talento de lo que llevamos de siglo XXI, empezando por sus creadores: Scott en la batuta y al guión el gran escritor Cormac McCarthy (si no has leído “Suttree” no sabes lo que es bueno) Entre los dos, 155 años, aunque el cineasta inglés, tres veces nominado al Oscar, cumple 76 mañana mismo. Y, para que nadie les tache de crepusculares, han urdido una historia de sexo, drogas y texmex protagonizada por un abogado pardillo (Michael Fassbender, uno de los nuestros) que, ante el pasmo de su novia (Penélope Cruz), se va metiendo en la boca del lobo y buscándose tan malas compañías como un capo de tebeo (Javier Bardem y sus locas peluquerías), una tigresa con fetichismo automovilístico (ojo a Cameron Diaz y su escena tipo “Crash”) y Brad Pitt que pasaba por ahí con sombrero de cowboy. Por si fuera poca nitroglicerina, también asoman sospechosos habituales como John Leguizamo, Rosie Pérez y Rubén Blades. Y, de propina, los inevitables quebraderos de cabeza en preproducción, rodaje y estreno. El resultado, ya decimos, desconcertante e irregular como pocos: a veces la mezcla explosiva fascina e hipnotiza y otras te explota en las narices. Un bonito show para ir despidiendo el año. Aunque, mucho nos tememos, Ridley puede despedirse de su primera estatuilla como director. En pleno macro-rodaje de “Exodus” en tierras canarias, no creemos que ese detalle le quite el sueño. Paul Vértigo