Mujeres Despechadas: ¡Muerte a Marc!
Mujeres Despechadas: ¡Muerte a Marc! Mujeres Despechadas vuelven una semana más con su divertida sección en la que matan a los hombres malos.
“Esta noche ponte guapa, invito yo”. ¡OMG! ¿Es una cita? ¿no éramos solo amigos? ¿se ha enamorado de mí? ¿me lo dirá? ¿qué me pongo? ¿me voy de compras? ¿voy bien depilada? Los hombres tienen la capacidad de con tan sólo 6 palabras -o menos- crear una torbellino de preguntas sin respuesta que nos desbordan el cerebro y provocan inundaciones emocionales en nuestro corazón.
Marc era mi amigo. Del que responde a esta definición sacada de la RAE: adj. Que tiene amistad. Pero me gustaba –obvio con todas esas preguntas que se me pasaron por la cabeza en una milésima de segundo después de su invitación-. Nunca me había planteado nada con él. Pero el tío estaba bueno y la verdad, tampoco éramos taaaan amigos como para que una noche pudiera estropear ese vínculo, ¿no? –sí, me lo quería follar a toda costa, qué pasa-.
Mujeres Despechadas)
Después de perder el tiempo en los probadores de H&M llegué a casa justa para ducha, revisión de bajos –ningún pelo en su sitio, genial-, chapa y pintura y dudar 20’ sobre qué me ponía. No os contaré cuál fue mi elección, os dejaré unas cuantas palabras al azar: falda, minúscula, push up, encaje, liguero, taconazo, golfilla. Imaginad.
Y así me fui donde habíamos quedado. Me dijo que lo acababan de abrir. Que me gustaría. Llegué nerviosa. Un local con 4 mesas, luz tenue y parejas tocándose las manos. Aún más nerviosa. Lo busqué desde fuera, pero no estaba. O sí, unos brazos espasmódicos se movían en el bar de al lado, un bar Manolo lleno de gente de pie bebiendo cañas que se empujaba para llegar hasta la barra y pedir una de chocos, una de bravas o cualquier otra cosa que oliera a fritanga. Él me miraba con cara de “¡¿pero qué llevas puesto?!”, entre sorprendido y aguantándose las ganas de partirse el culo. Y sus amigos también. Porque no había venido solo. ¿Se podía ser más prima?
Así que, como comprenderéis, no me quedó otra que matarlo.
Caroline Selmes & Laura Torné (