Mucho ha llovido desde que un descuajaringado Tony Leblanc, estampitas envenenadas en mano, camelara a ansiosos a la puerta de la estación de Atocha. O no. Porque “Los tramposos”, esa auténtica e intemporal marca España, es un eslabón más de la gran aportación de este país a la humanidad: la picaresca. Ese imán solidario que, junto al quijotismo (otro pedazo de patrimonio nacional) se fue extendiendo como una balsa de alquitrán a todo el mundo, incluyendo el “nuevo”, sobre todo Estados Unidos, la tierra de las oportunidades; porque ¿qué mejor manera de cumplir el “sueño americano” que dando un buen e ingenioso golpe al plexo solar del sistema? Además, quien roba a un ladrón, ya se sabe… Si unimos estas coordenadas libremente tendremos la radiografía del estreno estrella de esta semana: “La gran estafa americana”, o cómo un puñado de buscavidas estrafalarios (o de Nueva Jersey) se las apaña para tomarle la cabellera al FBI, y encima en los 70, cuando los peinados se las traían.
Fotograma de la película Fotograma de la película "La gran estafa americana"
Una farsa brillante, politicoide, lista como el hambre y espasmódica (aunque sin llegar a los niveles de histeria colectiva de “El lobo de Wall Street”, otra que tal baila y estafa), orquestada por David O. Russell, que se ha convertido en gran favorita de los Oscar al optar nada menos que a 10 estatuillas, incluyendo mejor película, director, actor (Christian Bale, memorable como el timador con cortinilla Irving Rosenfeld), actriz (Amy Adams, a la que ya le va tocando pillar premio, como despampanante escudera del maestro) y actores secundarios para Bradley Cooper y Jennifer Lawrence, la parejita de mochales de “El lado bueno de las cosas”, la anterior y también multinominada película de Russell, que poco a poco se está convirtiendo en uno de los niños mimados de la Academia (aunque “The fighter” estaba muy rebién, y hasta “Extrañas coincidencias” y “Tres reyes” tenían sus cosas, por no hablar de sus estupendos y perfectamente reivindicables filmes primerizos, “Spanking the Money“ y “Flirteando con el desastre“). Por cierto, ojo a las intervenciones de Jeremy Renner, Louis C.K. y hasta Robert De Niro, que no para el tío. Vamos, que tras lograr el Globo de Oro a la mejor comedia, esta montaña rusa de 140 minutos de curvas desopilantes se lo va a poner complicado a “12 años de esclavitud” y “Gravity” para convertirse oficialmente en la película del año. Sinceramente, no creemos que dé la campanada, pero al menos garantiza una de las mejores y más traviesas veladas de los últimos meses, que no está mal. Por cierto, hablando de buen rato algo maléfico, tampoco hay que perderse la última diablura de Polanski, “La venus de las pieles”, un tute íntimo etiqueta negra basado en la pieza de David Ives y con unos fantásticos Mathieu Amalric y Emmanuelle Seigner dejándose la piel a dentelladas con sabor a teatro y hiel. En fin, una sesión doble de altura la de esta semana, aprovechemos porque no abundan precisamente. Paul Vértigo