Ningún diseñador o diseñadora piensa en sus vestidos para que sean expuestos en un museo sino para que cobren vida en el cuerpo de la persona que los luce en las calles. En su concepto más original la moda está pensada para ser utilizada (las prendas se llevan encima, se combinan, se lavan, se gastan, se viven), lo cual la aleja del mundo del arte que, en su generalidad, se crea para ser admirado o disfrutado. Sin embargo, con el paso del tiempo y el desarrollo de su historia ambos sectores han acabado por encontrarse.
Portada de Portada de "Cuando la moda es un arte" de Marnie Fogg
Hay diseños que calaron tanto en el imaginario colectivo que consiguieron romper el orden establecido en su ámbito y causar una revolución que se expandió más allá de los propios límites de su parcela de actividad. Esas prendas, concebidas en un inicio para vestir un cuerpo, acabaron convirtiéndose en el símbolo de una época, representando todo un momento histórico-social y adquiriendo las dimensiones significativas de un objeto de arte. Ahora, ochenta de esas piezas de moda que ya se consideran arte se recogen en el libro titulado, precisamente, Cuando la moda es un arte, de Marnie Fogg (Lunwerg Editores). A través de sus páginas, el lector o lectora podrá hacer un recorrido por la historia reciente de la moda (desde principios del siglo XX hasta la actualidad) a través de sus piezas más características, como el vestido corsé de Jean Paul Gaultier o el jersey de encaje de Rei Kawakubo para Comme des Garçons, por mencionar solo alguno de los tesoros recopilados en el volumen. Carmen López