En la historia de Vanidad hemos visto infinidad de conciertos, de todos los estilos, nacionalidades, palos, razas y/o tribus urbanas. Desde Michael Jackson en La Romaneda (1996) hasta los mejores conciertos de Sam Smith, C. Tangana o Rosalía, pasando por el último concierto de Elton John, el estreno mundial de Joaquín Cortés (segunda portada de Vanidad y cuyo póster fotografió el que firma) o el primer concierto de Nirvana, por citar solo algunos.

Sin embargo, lo que vivimos anoche no se parece a nada de lo anterior... El inicio del «The Eras Tour» de Taylor Swift en Madrid, en el recientemente renovado Estadio Santiago Bernabéu, fue un evento espectacular, con un nivel de profesionalidad y preciosismo inaudito.

Un elenco con todos los pasos medidos, unos músicos y unos bailarines sincronizados al segundo, un sonido que se escuchaba hasta en la Puerta de Alcalá (además, literal) y un espectáculo audiovisual al más puro estilo Hollywood o, mejor dicho, Disney... Y todo alrededor de ella, Taylor.

TAYLOR SWIFT, The Eras Tour o la historia del concierto más taquillero del mundo

La cantante tiene un nivel de profesionalidad que jamás he visto (y no soy para nada fan de su música). Tres horas sin parar son las que cantó el mejor repertorio de una cantante que, por algo hoy en día, tiene el récord de facturación en directo de la historia de la música en vivo.

Pero lo mejor de todo es que la Swift cautivó a la audiencia, de verdad. El público se sabía todas sus canciones, se vestía y maquillaba como ella, lloraba, saltaba, gesticulaba sin parar, con una extensa lista de canciones que abarcó toda su carrera, incluidos éxitos de su último e inesperado álbum: «The Tortured Poets Department».

Taylor Swift en el Bernabéu

©TAS Rights Management

 

El concierto, que comenzó a las 20:10 horas, contó con una mezcla de sus éxitos clásicos y nuevos temas, dando como resultado un show realmente espectacular. El espectáculo empezó con canciones de su era «Lover» y atravesó varias fases de su carrera, incluidas «Fearless», «Red», «1989», «Reputation», «Folklore», «Evermore» y «Midnights».

Entre sus actuaciones destacadas se incluyen: «All Too Well», con una versión de más de 10 minutos; nuevas canciones como «But Daddy I Love Him» ​​de su último disco, canciones sorpresa como «Paris» o dos canciones a pelo con su guitarra y uno de sus pianos (el momento acústico, como ella lo llamó) demostrando que no solo tiene voz sino que es una artista de los pies a la cabeza.

Paramore abrió el concierto, energizando a la multitud con su dinámica actuación, al más puro estilo swifty. Pero daba igual. Sus fans la esperaban a ella, así que cuando el cronómetro que se encendió en la enorme pantalla comenzó la cuenta atrás, empezaron a chillar y no pararon en las tres horas exactas que duró el show, mostrando su evolución musical y su profunda conexión con sus fans con miles de voces, lucecitas (todos llevábamos unas pulseras lumínicas parpadeantes sincronizadas con el show) cantando al unísono y con ovaciones que resonaron por todo el estadio.

Vanidad-Taylor Swift. The Eras Tour

©TAS Rights Management

 

Y qué decir del show audiovisual de la la de Pensilvania, al más puro estilo Broadway, con montajes llenos de detalles y una escenografía digna de cualquier gran producción. Pianos forrados de hierba, palos de golf luminosos, paraguas que echaban agua sobre los bailarines, escenarios hidráulicos con video integrado... Fuego, nieve, agua, fuegos artificiales, luces y luciérnagas, serpientes, nubes, brillos, una chocita de campo, momentos al más puro estilo Disney, cubos de metacrilato con neones que alojaban bailarines, pinos que salían del escenario, bosques llenos de ninfas, una escena de conjuro místico, ciclistas de neón y pirotecnia o fuego real (que subía la temperatura del estadio cada vez que brillaba), hasta un momento en el que la cantante se tira al vacío y aparece nadando bajo el agua.

De la moda no hablemos, pues lució todos los looks que los fans esperaban, siempre con lentejuelas, brilli-brilli, color por doquier y sus esbeltas piernas por delante. Un momento estelar, que parecía preparado, fue cuando le regaló su sombrero de fieltro negro a un niño celestial enamorado que cantaba sin parar en primera fila (con corazoncito incluido).   

Sin duda, si algo tenemos claro, es que la segunda fecha de hoy, 30 de mayo, promete ser igual de impactante, consolidando la visita de Taylor a Madrid como uno de los eventos musicales más importantes del año.

 

Texto: Emilio Saliquet

Imágenes: TAS Rights Management

Agradecimientos: Last Tour Management.