De nuevo nuestras chicas asesinas nos traen un relato sobre los clichés femeninos y el chismorreo. Pero, ¿acaso a los hombres no les interesa? Descúbrelo con este nuevo relato. Los hombres son cotillas. Sí, lo disimulan muy bien y lo negarán hasta el fin de sus días -antes se declararán fans de Justin Bieber, aunque sea falso-. Pero ser cotilla, chismosa, curiosa, una portera, son términos que terminan en “a” porque parecen estar hechos para llevar falda. ¡Qué gran mentira! Muerte_Luis_opt Los hombres también quieren saber. Pero no preguntan directamente como nosotras; utilizan técnicas maquiavélicas, como la conocida “Estoy viendo la película”. Mientras tú hablas con tu amiga por teléfono y te cuenta su último drama, ellos simulan estar muy atentos a la película que están dando en televisión, ¡incluso te hacen callar! Pero se enteran de todo, porque pueden hacer dos cosas a la vez -que la publicidad no os engañe-. Y a veces, sus deslices les delatan. “Me voy con X -la amiga del drama- a tomar algo”, dices. Y ellos contestan “Ok, y dile que un buen polvo lo cura todo”. Silencio. Sabe que la ha cagado, que has descubierto su little cotilla luchando por salir y gritar al mundo “quiero saberlo tooooooooodo”. Y es que en el fondo de su corazón de león -bravo, fuerte, poderoso, 0 cotilla- se mueren de ganas de descubrir muchas cosas que jamás preguntarán. Se conocen pocos casos de hombres que han preguntado, convirtiéndose en pobres leones sin melena. Pero aquí os traigo uno. Sucumbió a la tentación en un momento imperdonable -tanto para hombres como para mujeres-. Norma nº1 del mundo del cotilleo: No mezclar jamás chismes y cama. Nosotras, que -reconozcámoslo- tenemos un máster en el tema, lo sabemos. Luís, inexperto alumno de primaria que además jugó a que sabía la respuesta ganadora, no tenía ni idea. Por eso, el día que después de un polvo maravilloso liberó a su portera reprimida y preguntó, no me dio otra elección -por mucho que cambió de tema e intentó un segundo polvo maravilloso- . Así que, como comprenderéis, no me quedó otra que matarlo. Caroline Selmes & Laura Torné (Mujeres Despechadas)