MUST: Boggo, exquisito corazón del barrio Salamanca
En el barrio Salamanca se encuentra Boggo un restaurante y coctelería muy recomendable. Una carta concisa y deliciosa, unos cócteles perfectos para las noches de verano. Un must.
En el barrio Salamanca se encuentra Boggo un restaurante y coctelería muy recomendable. Una carta concisa y deliciosa, unos cócteles perfectos para las noches de verano. Un must.
Soy una disfrutona cualificada, una hedonista convencida, me fio de mi instinto, se fían de mi instinto. Persigo el buen gusto, la belleza, la calidad y la sofisticación como fines en sí mismos, o en cualquier caso como medios para alcanzar el sentido último de mi existencia: el placer. Ahí me muevo con soltura, si el entorno es propicio todo fluye, todo es posible y se crean ambientes majestuosos, inolvidables, únicos.
Por Isa Calderón Peces-Barba
Aquella noche me sentía especialmente chic, classie, y la búsqueda del placer debe adaptarse al estado de ánimo, y como soy una chica fractal, multimensional y polivalente (por ejemplo), disfruto de muchas maneras. Estamos en verano, así que morena y estupenda decidí apostar por un lugar acorde y francamente el espacio elegido no defraudó mis altas expectativas.
En pleno Barrio de Salamanca, calle Velázquez 102, se sitúa el renovado Boggo, un restaurante coctelería que cuenta con dos espacios perfectamente integrados. En la planta superior, un espacio acogedor para almorzar o cenar y en la inferior el bar para probar los mejores cócteles. Pero yo en esta noche de verano, me decanté por la terraza.
El Boggo lo abarca todo sin caer en el error o el exceso. Con una carta concisa, certera, y sobre todo deliciosa, nos ofrece una cocina de mercado creativa. No sólo está exquisita... su presentación vale la pena. Tomé unas espectaculares patatas con salmón y huevas de mújol, probé el steak tartare, sabrosísimo, con unas patatas fritas en su punto. Un gustoso tartar de salmón, una jugosa hamburguesa de ternera sin pretensiones, más allá de la gran calidad de sus productos, y unos increíbles y adictivos raviolis de cigala con salsa de trufas. Lo mejor para el final, un tiramisú casero que directamente hizo que perdiera la cabeza, no se puede disfrutar más, comer mejor y en un sitio más agradable. ¡Qué gusto, qué placer! El servicio magnífico, afable (no puedo parar de pensar en los raviolis), estupendo, en un entorno elegante y atractivo.
Encarecidamente recomendado. Perfecto para comer el medio día si estás por la zona. Beberte tu primera copa el fin de semana o en estas noches de verano. Excelente para cenar con tus amigos, amante o pareja.