Esta semana los fans del grupo escocés Belle & Sebastian están de suerte. La semana pasada se estrenó en España el musical "God Help the Girl", escrito y dirigido por Stuart Murdoch, el cantante de la banda. La película, de casi dos horas de duración, cuenta la historia de tres jóvenes unidos por la música que pasan juntos un verano en Glasgow. Eve (Emily Browning) se encuentra interna en un hospital psiquiátrico, donde comenzará a escribir canciones para desahogarse. Tras su salida del centro se va a vivir a la ciudad con James (Olly Alexander), un chico sensible e inteligente, cuyo deseo más ferviente -aparte de conseguir llamar la atención de Eve- es componer la canción que ponga su nombre en la historia del pop. James, además, da clases de guitarra a Cassie (Hannah Murray) una joven que también adora escribir e interpretar sus propias melodías, y que desempeñará en la vida de Eve el papel de esa amiga que siempre está ahí.
La película está plagada de referencias literarias, musicales y artísticas que contribuyen a engrandecer el universo de los tres protagonistas, y que reafirman que el cantante de Belle & Sebastian está detrás de lo que vemos en pantalla. Con una estética marcadamente naif, donde abundan los colores cálidos, nos recuerda a las películas de la Nouvelle Vague y al cine de Wes Anderson. Eso último no es de extrañar, ya que el productor del musical es Barry Mendel, el mismo que produjo "The Royal Tennenbaums" o "Rushmore". No obstante, el filme también se ha financiado a través de Kickstarter, cuya campaña comenzó en 2011, tras haber grabado el disco con las canciones que lo estructurarían.
Si tenemos que describir las canciones del musical de alguna forma, es obvio que solo podremos remitirnos a la música de Belle & Sebastian. Lo que canta Eve genera en nosotros la misma sensación que cualquier tema interpretado por Stuart Murdoch y su banda: las canciones iluminan y exaltan momentos cotidianos y comunes de nuestras vidas, en los que muchos ni siquiera habíamos percatado, pero que a través de unas letras puras, sencillas y limpias, se vuelven bellos. Eve canta lo que le ha pasado ese mismo día, lo que siente, o lo que quiere sentir. Para ella y para el resto de los personajes, la música y la letra son un vehículo para vaciar todo lo que en ellos acontece. Las canciones de Eve pasan a constituir un diario cuyos fines se vuelven incluso terapéuticos, ya que son lo que verdaderamente le ayuda a salir del agujero en el que estaba metida. En definitiva, "God Help the Girl" constituye el relato de un verano casi mágico atravesado por una historia sencilla, en la que se entrecruzan música, juventud y amistad.
Por Irene Rihuete