No hay final más satisfactorio para una historia de amor, al menos cinematográficamente hablando, que el beso. Capturando ese pequeño gesto entre los protagonistas, el director consigue que como espectadores respiremos tranquilos y creamos por unos momentos que, el amor verdadero existe. De entre los millones de ejemplos que nos ofrece el cine, a veces previos a un drama, otras seguidos de una carcajada, o los que como decíamos al principio sirven de metáfora para cerrar una historia, hemos seleccionado algunos de nuestros besos de película favoritos.
Primer beso. ¿Quién no recuerda el primer beso? Un paso hacia la madurez que en el cine ha dado lugar a escenas inolvidables. Macaulay Culkin cerrando los ojos a la espera de que Anna Chlumsky dé el primer paso mientras suena de fondo “My girl”; Leonardo DiCaprio Y Claire Danes, o la encarnación de Romeo y Julieta en los noventa, dándose un baño en la piscina de la casa de ella que concluye con un beso; o una pérfida Sarah Michelle Gellar (Buffy) enseñando a besar a la inocente Selma Blair en “Crueles intenciones”, otra versión noventera de un clásico.
Pasados por agua. Desde aquella escena en blanco y negro protagonizada por Deborah Kerr y Burt Lancaster en “De aquí a la eternidad”, en la que se besan a la orilla del mar, el agua ha tenido un papel importante en algunas de los besos más recordados; el de Holly Golightly en “Desayuno con diamantes”, bajo la lluvia de Nueva York, o más recientemente el que tuvo lugar en la primera versión de “Spiderman” llevada al cine, entre una jovencísima Kirsten Dunst y un sosísimo Tobey Maguire.
Besos perfectos. Da igual que sea el primero o el último, cuando la pareja que se lo da es esa de la que cualquiera desearía formar parte, no hace falta nada más. Como ejemplo están Sailor y Lula, los apasionados protagonistas de “Corazón Salvaje”, los niños de “Moonrise Kingdom” o parejas inolvidables como la formada por Meg Ryan y Billy Cristal en los ochenta en “Cuando Harry encontró a Sally” (no es casualidad que la directora fuese Nora Ephron).
Beso final. Volviendo al comienzo del artículo, no hay historia de amor que se precie en el cine que no finalice con un beso, y algunos de estos han quedado para el recuerdo de todos los que los hemos visto. Sólo hay que pensar en finales como el de “La princesa prometida”, la menos conocida (por lo menos en España) “El secreto de su éxito”, en la que después de conseguir todo lo que querían (laboralmente) los protagonistas terminan dándose un beso adornado por fuegos artificiales, o el recordado final de “Oficial y caballero” en el que la música vuelve a jugar un papel clave para que la escena sea perfecta.
Paula Robles