Dicen que eres un buen diseñador cuando el número de clientes fieles con los que cuentas en altas esferas es relativamente proporcional al número de individuos que, de media, conocerían tu firma y sabrían identificarla. Es por ello que, por mucho que todo diseñador tenga una serie de musas predilectas, siempre se le colará una de esas mujeres consideradas icono de la masa, la cual al ponerse alguna joya o prenda del diseñador descubrirá su talento al mundo. La historia de Nicholas Kirkwood es similar a esta ecuación proporcional. A mediados de la anterior década, Beyoncé empezó a llevar sus zapatos acordonados de dimensiones imposibles en los conciertos de su gira. Rihanna y Gwyneth también comenzaron a venerar su suela curvada, y el hito llegó el día en el que Sarah Jessica Parker, en pleno furor de presentaciones de la soporífera "Sexo en Nueva York" (la película) se calzó un impresionante par azul y negro con cordones, que desató la locura más literalmente manolera (y que Ana Rosa Quintana llevaría para ser entrevistada por María Teresa Campos -hito freak-). Lo demás vino rodado: Bergdorf Goodman, Nordstrom, Saks y hasta Barney"s New York. Y aparte de su tienda de 5 Mount Street, en la primavera de 2012 contará con un nuevo espacio en la mítica calle neoyorquina de Washington St. y una tienda online en su web. Por ello y por mucho más ha recibido el premio al Mejor Diseñador de Calzado de 2011, por su labor como director creativo en la firma italiana Pollini. Recogió la estatuilla en el MoMA de Nueva York articulando la máxima de "ahora, aunque parezca mentira, sigo pensando en cómo elevar mi trabajo a un peldaño aún más alto". Seguro que lo harás, Kirkwood. Por Mario Ximénez. SI TE HA INTERESADO ESTE ARTÍCULO, VISITA: -EL DELGADO BUIL FOREVER.