Ninguna década fue menos agitada que otra en Nueva York pero en todas siempre hay algo que se recuerda con más claridad. Si te piden que hagas memoria y pienses en los 90 es muy posible que te vengan a la cabeza imágenes de las Spice, los Backstreet Boys,  "Pulp Fiction", las plataformas, "Padres Forzosos"...
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Pero en la escena underground y más concretamente en el mundo del punk rock Sonic Youth ya eran toda una institución musical. A Kim Gordon no le bastaba con eso y decidió sacar una línea de ropa con la estilista Daisy von Furth: querían prendas que reclamasen una estética nueva fuera del grunge y de la lycra. Surgió como una colección de ropa para chicas paralela a X-Large, la línea de ropa masculina de los Beastie Boys.

Sin comerlo ni beberlo X-Girl se convirtió, nada más nacer en 1993, no sólo en la marca de moda que todas tenían que llevar para ser guays y hipsters, sino en un auténtico universo riot grrrl del que terminaría saliendo hasta una película. X-Girl encarnaba la actitud punk del DIY y caló hasta el fondo. Tanto fue así que, Daisy van Furth cuenta en una entrevista, que a veces recibían llamadas de madres enfadadas preguntando que por qué las camisetas y las faldas tenían que ser tan cortas y que qué significaba eso de "X-Girl"... Y la realidad era simplemente que hacían la ropa pequeña porque así era la constitución de Kim y ella.

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Por otro lado, Chloë Sevigny no es que fuera la musa de Kim y Daisy pero sí tuvo un papel bastante importante como modelo e imagen de la marca. Y ella no fue la única cara conocida que en su día tomó parte de este proyecto. Durante la semana de la moda, en 1994, Sofía Coppola y Spike Jonze, que por entonces salían juntos, se encargaron de montar un desfile en una calle del SoHo justo en frente de donde Marc Jacobs estaba presentando a su vez su propia colección. Y allí, precisamente en el SoHo fue donde se abrió la tienda de X-Girl.
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Sin embargo llegó un punto en que se dejó de invertir en la línea porque con el tiempo perdió parte de su esencia y las diseñadoras centraron su interés en otros proyectos. En 1998 la marca fue vendida a  la compañía japonesa que distribuía la ropa de X-Large en el país nipón. Esto fue lo que determinó el cambio en X-Girl: los japoneses empezaron a incluir cosas y a comunicar la marca con una idea que no tenía nada que ver con la incial. A pesar de esto, la realidad es que hoy X-Girl es una marca que funciona. No puede hablarse de mainstream pero sí de una presencia sólida en el mercado. Por su parte, Kim Gordon nunca se ha desvinculado del mundo de la moda. Ha hecho colaboraciones para marcas como Urban Outfitters y recientemente para Surface to Air. Y es que, la vida se acaba pero la moda sigue... Marieta Zubeldia