Un año más, Barcelona. Un año más, la atmósfera de Paseo de Gracia se llena de glamour y en esta edición del ya mítico Shopping BCN Night, también de magia. Una vez más los comerciantes de Barcelona, apoyados por el ayuntamiento, logran que las tiendas de ese icónico enclave se abran en un horario excepcional: de ocho de la tarde a la una de la mañana. Y el Paseo, decíamos, se llena de magia. Magia que nos recuerdan sus personajes, traidos de cuentos infantiles que caminan entre viandantes ávidos de olvidar por unas horas la rutina. Comenzamos el recorrido con la actuación de unas bailarinas que apenas levantan medio metro del suelo pero que hoy, tocan las estrellas. Tu-Tús en talla mini, ilusión y emoción incalculable. Con el dulce sabor de su actuación, ascendemos por un Paseo de Gracia que huele a palomitas y algodón, en el que al elevar la mirada, sólo vemos globos de colores y luces de Navidad. En el fondo seguimos siendo niños, la única diferencia es que ahora conocemos Lui-Ju, Carolina Herrera, Montblanc, SantaEulalia y un largo etcétera de nombres que nos hacen sonreir de un modo distinto. La exposición de zapatos en la terraza del Hotel Majestic nos brinda la oportunidad de comparar la belleza de la exposición con las vistas que copa en mano, ofrece el lugar. Difícil elección. Miranda Makaroff accesible y divertida pone la nota de diversión en Lui-Jo, que comparte ambientazo con Bikkembergs donde cientos de chicas hacen cola para fotografiarse con alguno de sus chicos, entre suspiros, risas nerviosas y hormonas desatadas. Los clásicos de la ciudad cumplen con nota, Gratacós y SantaEulalia no decepcionan nunca. Seguimos echando de menos que las grandes firmas abran esta noche tan especial, pero ante el desanimo, Palau Robert nos abre las puertas de su jardín y nos deleita con música en directo, un lujo sin lugar a dudas. Entre naranjos y orquídeas, y con el continuo sonido del descorchar cava, nos abandonamos entre las notas de música hasta que el frío nos obliga a cambiar de ubicación. Un té con pétalos de rosa en el Hotel Omm, nos ayuda a entrar en calor, mientras un grupo de hadarevolotea por el Lobby...de nuevo estamos en un cuento, en el que también hay una mala, pero en este caso está metida en una burbuja en el centro del Paseo. El cuento como no podía ser de otro modo finaliza a las doce. De pronto, los chicos abandonan los escaparates, las alfombras se recogen y las palomitas dejan de saltar en la máquina retro que adornaba la puerta de Mango, el señor del algodón ya no está frente a Carolina Herrera y Barcelona vuelve a la normalidad. Nos recogemos con la sensación de que falta glamour en el photocall, y participación en lo que a marcas de lujo se refiere, pero seguro que como lo en los cuentos….alguien salvará la Shopping Night y lucirá más brillante cada año. Shhhh como cenicientas modernas, nos vamos a la fiesta oficial de la Shopping Night esperando que si perdemos un zapato, venga el chico Bikkermberg a devolvérnoslo, y si es de suela roja...mejor que mejor. Rebeca Abós