Todos y todas nos quedamos en muchas ocasiones con las ganas de saber qué habrá sido de los protagonistas de nuestras ficciones favoritas (bien sea en formato libro, película o serie televisiva) y de ahí que las más exitosas a veces tengan segundas y hasta terceras partes. Sucedió con Carrie Bradshaw, con Bridget Jones y ahora con Andy Sachs, la intrépida becaria de la revista Runway en "El diablo se viste de Prada". La novela, que después sería película, no sólo fue un triunfo entre el público sino que suscitó miles de comentarios y reflexiones al respecto de la verdadera identidad de Miranda Prietsly, a la cual se identificaba con la también temible Anna Wintour, de la que Lauren Weisberger, autora de la novela, había sido asistente (y quien, por cierto, acudió al estreno de la película basada en el libro vestida de Prada en un innegable gesto de elegante buen humor). Ahora ha pasado el tiempo y Andy Sachs ya no es becaria, sino que se ha convertido en la editora jefe de una revista de moda nupcial llamada The Plunge y está planeando su boda. Con ella también reaparece Emily, aquella otra asistente en Runway que en un principio le hizo la vida imposible pero que ahora es su mejor amiga (y que en la película estuvo interpretada por Emily Blunt). Y, por supuesto, cuando todo parece ir bien la alargada y amenazante sombra de Miranda Prietsly vuelve a proyectarse para desestabilizar el equilibrio vital de la protagonista. La novela se lanzó el pasado abril en Estados Unidos y está previsto que llegue a nuestro país el próximo mes de octubre. Lo que aún no se sabe es si en esta ocasión habrá versión cinematográfica, aunque es previsible que si las ventas siguen el mismo camino que las del primer volumen volvamos a ver en la gran pantalla un nuevo duelo interpretativo entre Meryl Streep y Anne Hathaway. Teniendo en cuenta los golpes que ha sufrido la reputación de la segunda en los últimos tiempos -ha conseguido el dudoso honor de arrebatarle a Gwyneth Paltrow el título de “la famosa más odiada”- Streep no lo tendría demasiado complicado. De momento, habrá que leerlo.   Carmen López