Madre no hay más que una, se suele decir. Pero, en el cine tenemos ejemplos variopintos para todos los gustos... El último en llegar, el ejemplo coral de Feliz Día de la Madre, el retorno a la gran pantalla de Julia Roberts a las órdenes de su mecenas, Garry Marshall. Pero veamos cómo el cine nos ha dado mil y un arquetipos de madre... Mamá y punto. Están las madres que hasta emplean la fuerza bruta para serlo, como Rebecca De Mornay en La mano que mece la cuna, de niñera a madre que pega... y araña. Tremenda escena anti-madre en la que amamanta en secreto al bebé. Y las que son madres por fuerza mayor, como Kate Hudson (hija de mamá Goldie Hawn) en Mamá a la fuerza (otro taquillazo de Garry Marshall, por cierto) A ver, ponte seria y aparca tu livin’ la vida loca para cuidar de los hijos que tu hermana te ha dejado de herencia. ¡Ay, mi madre! Desde Meryl Streep en Mamma Mia, donde es algo así como “mi madre es mi mejor amiga” y además es tan “peace and love” que baraja hasta tres nombres para quien es mi papá... Pasando por la madre rockera y dejada de Ricky (donde Meryl comparte líneas con su verdadera hija) Hasta Jamie Lee Curtis con pose de adolescente rebelde (bajo las normas de conducta Disney) gracias al espíritu Lohan en Ponte en mi lugar. ¿Mamá? Michelle Pfeiffer “En lo profundo del océano” y reconquistando el afecto de su hijo secuestrado y devuelto años después, o Julia Roberts como una ocupada abogada sin estudios Erin Brockovich que terminará en la categoría de madre coraje. ¡Madre de Dios!  Lidera esta secta la fanática Margaret White, antes Pipe Laurie y después Julianne Moore en Carrie. Estricta no, lo siguiente. Y con máximas tan adorables hacia su hija como: “se van a reír de ti”. Madre de miedo Jessica Lange en Relación mortal . La afligida de época Nicole Kidman en Los Otros o Mamá Fratelli en Los Goonies. Mención especial para Mrs. Bates, la que fuera una calavera con peluca sobre una mecedora vía Hitchcock y que ahora luce el rostro de Vera Farmiga para la serie “Bates Motel”. “La madre que te…” Están las que matan por sus retoños y, rizando el rizo, las que tienen que lidiar con hijos que matan. Vera Farmiga, de nuevo, pero esta vez enfrentándose a “La huérfana” más trastornada de todos los orfelinatos, una mocosa sin un pelo de niña, entrada en la treintena y para colmo, roba-maridos. Otras madres arrepentidas en silencio son una pasmada Tilda Swinton en “Tenemos que hablar de Kevin” y Lee Remick en “La profecía”, que acabará gritando con su adoptado de origen satánico Damien.  Sin el 666 por delante pero igual de semilla negra, Macaulay Culkin en “El buen hijo”, y por defecto su sufrida madre, que acabará soltando la mano de éste y dejándole caer acantilado abajo, salvando así a su sobrino (Elijah Wood). Mamá Pe Y, por último,  la madre de todas las madres: Sally Field. En “Ojo por ojo” transformaste tu dolor en odio y ante la falta de fe en la justicia, te enfrentaste al asesino de tu hija; en “Magnolias de acero” tuviste que soportar la pérdida de tu delicada hija, Julia Roberts, que sucumbió pocos años después de cumplir su deseo de convertirse en madre (y hacerte abuela); y en “No sin mi hija”, escaparías de Irán con tu pequeña tras haber sido retenida por tu marido musulmán. Por ser, has sido hasta la madre de Forrest Gump y del mismísimo Presidente Abraham Lincoln. Definitivamente, tú eres la “Supermum”.   Redacción Vanidad | Asier Iturrate