El viaje de Russian Red
El viaje de Russian Red. Entrevistamos a la cantante Russian Red, que nos habla de su evolución, su nueva vida en Los Angeles y "Agent Cooper", su último
Han pasado siete años desde que su música se colara por primera vez en nuestras vidas. Su debut con “I Love Your Glasses” la situó a la cabeza de una generación de folksingers que empezaban a brotar en España. La respuesta a si la fiebre Russian Red se trataba o no de un fenómeno de tres días la encontramos en su siguiente álbum, “Fuerteventura”, un trabajo que grabó junto a los reyes del twee pop Belle & Sebastian y de una producción y madurez insólitas. No fue difícil predecir entonces que su carrera no había hecho más que empezar.
Nos citamos con ella en el café La Gloria en el barrio de Malasaña. Lourdes ha volado desde Los Ángeles, su nueva residencia, para promocionar su último disco, “Agent Cooper”. Hace un año que dejó Madrid y se embarcó en un urgente viaje iniciático que le ha dado para mucho. En este tiempo, la artífice de “I Hate Your But I Love You” ha cambiado la guitarra acústica por la eléctrica, se ha metido de lleno en la escena musical angelina y se ha teñido de rubia. Un año que ha aprovechado también para indagar nuevos caminos sonoros y poner fin a ciertos ideales del pasado.
En tu nuevo disco se respira un sonido menos folk y más pop que en Fuerteventura. En “Michael”, por ejemplo, recuerdas por momentos a Lana del Rey o a Florence Welch. ¿A qué se debe este cambio?
Ah, ¿sí? Las artistas que nombras me gustan. Las referencias están ahí, supongo, pero no ha sido nada consciente. No había un afán de sonar de un modo concreto. Todo el sonido y la intención del disco ha surgido de manera genuina. Desde luego, había una necesidad de cambio en general, como en la vida de todas las personas, y supongo que es lo que define el paso de los discos anteriores a este.
¿Te encuentras ahora más conectada contigo misma?
Sí. Siempre tuve la impresión de que en mis discos anteriores había canciones muy oscuras y otras muy luminosas. Había una diferencia muy grande entre estas dos vertientes. En este álbum hemos sabido entre todos cómo hilar más esos dos estados de ánimos; lograr que lo luminoso se impregne de lo oscuro y viceversa.
Hay mucha guitarra eléctrica en “Agent Cooper”. ¿Te has vuelto más cañera?
Todo el tema de lo eléctrico comenzó porque en mitad de la gira de “Fuerteventura” reduje el formato y en vez de ir con banda entera, iba con trío. Entonces, decidí coger la guitarra eléctrica e investigar más ese sonido, porque necesitaría más potencia sobre el escenario. De ahí surgieron todas estas canciones nuevas.
Cada uno de los temas del álbum lleva como título el nombre de un hombre, ¿quiénes son?
Pues hay de todo… Un día me di cuenta de que llevaba meses recopilando canciones con nombres de chicos de forma inconsciente. Cuando acabé de grabar el disco entendí el significado de aquello y, por lo tanto, el concepto del disco: estas canciones representan esa búsqueda del amor inalcanzable. Un ideal que he ido rascando de cada una de esas personas masculinas que han pasado por mi vida. Entre ellos está mi padre, amigos, poetas… Decidí llamar al disco “Agent Cooper” porque siempre ha sido mi crush definitivo. He estado enamorada de un personaje de una serie que no existe (risas). Echar todo esto fuera me ha servido para madurar en la idea que tenía del amor y volver a la realidad.
Recientemente te has mudado a vivir a Los Ángeles. ¿Qué hay detrás de esta decisión?
A nivel personal, buscaba enfrentarme a mí misma, a la soledad, a una realidad diferente. Siempre había deseado irme a vivir a EEUU. Hay algo de ese país que me ha atraído siempre muchísimo. Es un país muy joven y la energía que fluye, también a nivel artístico, me viene muy bien. Siempre que iba de visita tenía esa sensación y ya era hora de experimentarlo. Nunca había vivido fuera. Es una experiencia supervaliosa y que recomiendo a todo el mundo. Aprendes mucho de ti misma, de tu relación con tu familia… Yo me he reconciliado con muchas cosas que hasta ahora no me dejaban ser libre del todo. Está siendo una de mis etapas vitales más impresionantes.
¿No te planteaste que este cambio podía reportarte una mayor proyección internacional?
No. Fue una intuición personal. Sabía que tenía que irme. Al final, cada decisión personal afecta a la profesional.
En tu caso, de manera muy positiva.
Sí. Entre otras cosas, para la producción del disco he contado con Joe Chiccarelli (The White Stripes, The Strokes, Morrissey, U2…). También he conseguido conectar con una escena musical super rica e inspiradora. He visto a un montón de bandas de chicas, tocando la guitarra de una forma increíble y con mucho poderío y naturalidad sobre el escenario.
En tu anterior disco, "Fuerteventura", trabajaste con Belle & Sebastian. ¿Te ha ayudado esto a propulsar tu carrera fuera de España o a que se te tome más en serio?
Ayuda muchísimo. Ellos tienen un reconocimiento increíble. En Los Ángeles, como todo el mundo está ahí por algún motivo, las primeras cosas a las que respondes al presentarte son: cómo te llamas, dónde vives y a qué te dedicas. Al principio cuando hablaba de lo que hacía y mencionaba que había grabado un disco con Belle & Sebastian, la gente se quedaba como “¿¿Qué??” (risas). En la escena alternativa de allí están muy valorados. La verdad es que me siento superorgullosa de ese disco y de tener esta carta de presentación.
¿Cómo es un día normal de Lourdes en los States?
Depende. Cuando estaba grabando el disco, pues ir al estudio, ensayando… Cuando estoy más relajada; hacer yoga, tomarme un batido de fruta y coger el coche a hacer la compra o quedar con alguien, tocar mucho en casa, salir de fiesta, ir a conciertos… Así es la vida en Los Ángeles. Este ha sido como un año “sabático” para mí. He tenido meses en los que he estado escribiendo canciones nuevas y tocando mucho la guitarra eléctrica, que es mi nuevo vicio.
¿Tomas parte en cada decisión que se toma en cuanto a producción, arreglos, mastering… o te confías a la sabiduría de los grandes con los que trabajas?
Las maquetas del primer disco eran muy básicas y casi todo se montó en el estudio. Las del anterior disco, ya estaban un poco más trabajadas y dejé que los chicos de Belle & Sebastian trabajaran a partir de las referencias. Para este disco, las maquetas estaban muchísimo más elaboradas y, aunque el sonido ha mejorado infinitamente, el resultado final es bastante fiel a las canciones originales. Creo que lo más importante es que no se pierdan nunca las emociones.
¿Cómo ha cambiado tu vida desde que publicaste tu primer disco “I love your glasses”?
Mucho, pero no solo musicalmente. En aquel momento tenía 21 años y ahora tengo 28. Es el periodo de la vida en el que te enfrentas por primera vez a un montón de responsabilidades. También en este tiempo he viajado mucho y he experimentado una enorme exposición a nivel profesional y personal. Ha sido todo un torbellino de experiencias. Siento que ahora estoy más cerca de mi esencia.
¿Te has dado muchos batacazos?
Claro, como todo el mundo.
¿Cómo encuentras la situación actual de la música en España?
La verdad es que estoy muy desconectada. La última vez que estuve aquí, en octubre, hicimos un concierto conmemorativo de los Beatles y oí varias bandas que me parecieron increíbles. De repente, sentí que me estaba perdiendo algo. Lo que sí te puedo decir cómo es la escena en Los Ángeles. Es alucinante, muy sólida y con música de todos los estilos. Hay conciertos gratis todos los días y es muy fácil formar parte de cualquier escena. Me fascina la naturalidad con la que la gente toca sobre una escenario con el único objetivo de tocar, estar entre colegas y pasarlo bien. Sin darse mucha importancia.
¿En España vamos más de estrellitas?
No sé, creo que aquí cuando entras en la música empiezas a invertir, a dirigir tu carrera… Digamos que hay una energía distinta detrás que condiciona lo que percibes como espectador. Allí todos están más relajados y familiarizados con el arte en general. Hay menos pretensiones y menos complejos. Con esto no estoy diciendo que aquí sea peor o mejor, simplemente distinto.
En 2012 cerraste tu cuenta de Twitter después de un malentendido sobre una supuesta apología de la anorexia por tu parte. ¿Te la has vuelto a abrir?
No. Incluso teniendo la cuenta activa, había veces que cuestionaba mi necesidad de Twitter. Después de que sucediera aquello, sentí rabia que decidí cerrarla de una vez. Aquel malentendido no podía estar más lejos de la realidad. Y eso que lo dije y lo volví a repetir.
¿Te afectan las críticas?
En lo que se refiere a mi música, sí, porque es ahí donde coloco mi exigencia y mi ambición; quiero ser mejor, hacerlo mejor, estar más segura de mí misma, conseguir expresar lo que quiero… Cuando alguien con criterio tiene una opinión que aporta otra perspectiva de lo que haces pues te lo tomas en serio. Siempre que tenga pies y cabeza…
Tu música es muy visual, casi cinematográfica. ¿Con qué director de cine te encantaría trabajar poniendo banda sonora a una película suya?
Chan-wook Park (“Stoker”, “Oldboy”). Su cine es poesía pura. “Stoker” me fascinó y me pareció modernísima. Es una película que va por delante en el tiempo.
¿Nos recomiendas un libro?
El último que me he leído es “Mi Filosofía de A a B y de B a A”, de Andy Warhol. Me hizo comprender muy bien lo mucho que ha influido en las nuevas generaciones norteamericanas: todos hablan como él, todos piensan como él… Descarados pero con un punto sensible.
¿Con qué prendas combinas últimamente el tono “Russian Red”?
Con cuero y terciopelo.
¿Qué echas de menos de Madrid?
A mis amigos y a mi familia. Y las estaciones.
¿Y qué no echas en falta en absoluto?
No hay nada que deteste de la ciudad, pero necesitaba irme. Ahora mismo, a Madrid no la echo de menos. Aún me queda tiempo fuera.
¿Qué objetivos te marcas para este 2014?
Girar en lugares en los que no he estado antes. Ir a Brasil, Australia… Grandes territorios que nunca he visitado. Ese es mi gran objetivo.
¿Y encontrar a tu agente Cooper?
Ya no. Ahora voy a centrar toda mi energía y mi tiempo en mi carrera. Ya basta de perseguir quimeras.
Por Daniel Mesa
Fotografía Rubén Vega
Realización Blanca Puebla
Maquillaje y peluquería Lucía Pardo para Guerlain y GHD
Asistente de fotografía Fede Delibes
Agradecimientos Bar La Gloria (Calle Valverde, 42, Madrid)