Llegas al trabajo y entras en facebook. Coges al metro y entras en facebook. Vuelves a casa y entras en facebook. Te despiertas y entras en ····completa la frase····, descartando un buen polvo mañanero con tu novio. ¿Cuándo facebook acabó con tu vida? Con la mía una lluviosa y fría noche –para ponerle más drama– de 2008.
MujeresDespechadas-Vanidad Mujeres Despechadas: ¡Muerte a Alberto!
Alberto no era de facebook. Decía que si sus amigos querían saber qué estaba pensando, qué había comido o si ya no estaba “en una relación” porque yo le había dado una patada, que descolgaran el teléfono y se lo preguntaran. Tenía toda la razón –el muy gilipollas de m%&@da–. Por eso, el día que se creó un perfil olía a barbacoa que se te ha ido de las manos. A carbón. A chamusquina. Pero aún no sabía que facebook era una arma que la carga el diablo y seguí mariposeando en mis mundos de Yupi. Pasó el tiempo y se volvió el más fan. Un groupi dispuesto a follarse Mark. Prefería subir las fotos de su viernes noche fumando porros con los amigos –cortinas de humo etiquetadas– a meterse en mi cama cuando no estaban mis padres. El cordero se carbonizaba en la parrilla y yo no me daba cuenta. Estaba ciega por un “me siento feliz con Alberto en el Huerto” –además se puso ese nick estúpido que parecía una señal luminosa que gritaba “¡Te la está pegando pringada!”-. Y así fue. Uno de esos sábados que se marchó de mi casa –habiéndose pasado la tarde metido en facebook desde mi ordenador–, me dio por pensar mal. Y al remover la mierda descubrí que, como buen novato, no había apagado sesión y, como buen gilipollas de m%&@da, estaba “en una relación” conmigo mientras calentaba a muchos otros perfiles con tetas de facebook. E imaginé la muerte de Mark Zuckerberg. Así que, como comprenderéis, no me quedó otra que matarlo a él. Caroline Selmes & Laura Torné (Mujeres Despechadas)